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Día litúrgico: Domingo XXVI (C) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 16,19-31): En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:
«Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días
espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal,
cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico, pero nadie
se lo daba. Hasta los perros venían y le lamían las llagas (…)ᄏ.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa
Francisco) (Città del Vaticano, Vaticano)
Solidaridad: despertar al “corazón acostumbrado”
Hoy, hay algunos paisajes a los que nos terminamos acostumbrando de tanto
verlos u oírlos. El gran riesgo del acostumbramiento es la indiferencia: ya nada nos
causa asombro, ni nos estremece ni nos cuestiona... Algo así puede pasarnos con el
triste paisaje que asoma cada vez con más fuerza en nuestras calles (gente de toda
edad pidiendo o revolviendo la basura, durmiendo en las esquinas…) y en nuestro
mundo (terrorismo, guerras…).
Con el acostumbramiento viene la indiferencia: no nos interesan sus vidas, sus
historias, sus necesidades, ni su futuro. Sin embargo, es el paisaje que nos rodea y
nosotros, queramos verlo o no, formamos parte de él.
—A este corazón acostumbrado viene a despertarlo y rescatarlo del mal de la
indiferencia la invitación de la Iglesia al ayuno: un ayuno que debe partir del amor
y llevarnos a un amor más grande. El ayuno que Dios quiere es “no dar la espalda
al hermano”. ¡Ayunar desde la solidaridad! Hoy solo se puede ayunar trabajando
para que otros no “ayunen”.
“servicio brindado por el http://evangeli.net/evangelio”. Con permiso a
homiletica.org