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Día litúrgico: Miércoles XXVI del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 9,57-62): En aquel tiempo, mientras iban caminando,
uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen
guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar
la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a
mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a
anunciar el Reino de Diosᄏ (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La hora de Jesús (la llamada)
Hoy, en esta escena vemos que la existencia humana no es indiferenciada (sin
sentido), sino que tiene "relieve": Dios llama al hombre y su llamada es "peculiar".
La respuesta a esta llamada tiene preferencia y reclama la totalidad de nuestro ser.
No basta con entregar una parte de uno mismo…
Para el cristiano significa que existe la "hora de Jesucristo", el instante que no
puede aplazarse, porque no se puede calcular y decir: "Sí quiero, por supuesto,
pero ahora…". Porque así se podría dejar escapar el instante de "mi" vida y perder
—precisamente por culpa de estas cautelas— lo auténtico de "mi" propia vida, que
ya nunca se puede recuperar. Hay la hora de "la llamada", que exige una decisión
instantánea, ¡la decisión más importante! Tienen preferencia la razón de Jesús y su
llamada: ¡llegan primero!
—Pido a mi Madre Santa María que sepa —como Ella— responder bien y a tiempo,
posponiendo lo "razonable" ante este "más grande" que es Él. Sólo así llegaré
verdaderamente hasta su cercanía.
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