XXVII Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Martes
Lecturas bíblicas
a.- Jon. 3,1-10: Los ninivitas se convirtieron y Dios se compadeció.
b.- Lc. 10, 38-42: Jesús en casa de Marta y María.
Jesús lo encontramos en casa de Marta y María, mientras la primera se encarga de
los quehaceres del hogar, su hermana María escucha a Jesús sentada a sus pies
con la actitud de discípula. Según Juan evangelista estas eran de Betania (cfr.
Jn.11,1). Ante la protesta de Marta, la sentencia del Maestro es clara: “Le respondi￳
el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay
necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no
le será quitada.” (vv. 41-42). Marta, representa a los que trabajan con afán, sin
tiempo para escuchar la palabra de Dios, en cambio, sin dejar de trabajar se da
tiempo para escuchar a Jesús, evangelio vivo. Si lo recibieron, en su casa era para
que su palabra fuera escuchada, como hizo Lidia con Pablo (cfr. Hch. 16,14). La
diferencia es que María, trabajará por hacer vida la palabra escuchada y desde ella
realizará todo lo que le ha sido encomendado. Jesús es el Maestro, María a sus pies,
su discípula, como Pablo a los pies de Gamaliel (cfr. Hch. 22,3), pero también el
Señor, enseña a la mujer, cosa que no hacían los maestros de la ley (cfr. Lc.8,2).
Jesús es honrado por ambas hermanas, por la escucha y la acción. En la historia de
la Iglesia se han contrapuesto a estas mujeres: Marta representa la acción y María
la contemplación; lo que no es correcto; Marta representa las obras hechas con
amor. Su hermana María es símbolo de la escucha de la palabra de Dios, que
traducida en amor se convierte en amor al prójimo. Su contemplación significa
conocer a Dios y escuchar su palabra, ponerla en práctica, siguiendo la línea de los
profetas del antiguo Israel. María es la que atiende a Jesús, mientras el judío
piadoso escucha a Yahvé, por medio de la Ley, el discípulo de Cristo lo escucha a
ÉL, palabra viva de Dios, única palabra del Padre. María, creyente auténtica está
atenta a la palabra que Dios le dirige en ese momento, pero para que la escucha
sea eficaz debe ponerse en práctica en el servicio y amor al prójimo que Dios pone
en su camino. Mientras tanto, Marta está ocupada en muchas cosas y sirve a Jesús
con sus obras, María le sirve con la escucha de la palabra de su Dios (cfr.
1Cor.7,35). A Marta le importa más el servicio de la mesa que el de la palabra, no
comprende que Jesús es el primero en querer dar, comunicar la palabra de la
salvación y la mejor forma de servirles, es escucharle. Jesús la reprende
suavemente, por dejar de lado lo fundamental: lo único necesario es escuchar la
palabra de Dios. María ha sabido escoger bien por ello es alabada por Jesús (cfr. Lc.
12,31; Lc.8,1; Jn.4,31-34). Luego viene el servicio, escuchar la palabra de Dios es
la mejor parte (cfr.Mt.25,40; Sal.15,5s; Lc.11,28). Los apóstoles optarán por la
predicación, por sobre el servicio a las viudas (cfr.Hch.6,1s).
Teresa de Jesús, como maestra de oración establece un sano equilibrio entre vida
activa y contemplativa, puesto que las dos han de andar juntas para servir al divino
Huésped del alma, Jesucristo el Señor. Otra lectura es que debemos servir y orar
con la misma intensidad, puesto que ambas actividades servimos a Dios y al
pr￳jimo. “Marta y María han de andar juntas para hospedar al Se￱or… ¿C￳mo le
diera hospedaje María, sentada siempre a sus pies, si su hermana no la ayudara”
(7M 4, 12).