MISA DOMINICAL…
DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Ciclo C)
Jesús de Nazaret lleva a cumplimiento el plan de Dios. Después de
haber recibido el Espíritu Santo en el bautismo, manifiesta su vocación
mesiánica: recorre Galilea proclamando “la Buena Nueva de Dios: El tiempo
se ha cumplido y el Reino está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva”
(Mc 1, 14-15; cf. Mt 4, 17; Lc 4, 43). La proclamación y la instauración del
reino de Dios son el objeto de su misión: “Porque a esto he sido enviado” (Lc
4, 434). Pero hay algo más: Jesús en persona es la “Buena Nueva”, como Él
mismo afirma al comienzo de su misión en la sinagoga de Nazaret,
aplicándose las palabras de Isaías relativas al Ungido, enviado por el Espíritu
del Señor (cf. Lc 4, 14-21). Al ser Él la “Buena Nueva”, existe en Cristo plena
identidad entre mensaje y mensajero, entre el decir, el actuar y el ser. Su
fuerza, el secreto de la eficacia de su acción consiste en la identificación total
con el mensaje que anuncia; proclama la “Buena Nueva” no sólo con lo que
dice o hace, sino también con lo que es.
El ministerio de Jesús se describe en el contexto de los viajes por su
tierra. La perspectiva de la misión antes de la Pascua se centra en Israel; sin
embargo, Jesús nos ofrece un elemento nuevo de capital importancia. La
realidad escatológica no se aplaza hasta un fin remoto del mundo, sino que
se hace próxima y comienza a cumplirse. “El Reino de Dios está cerca” (Mc
1, 15); se ora para que venga (cf. Mt 6, 10); la fe lo ve ya presente en los
signos, como los milagros (cf. Mt 11, 4-5), los exorcismos (cf. Mt 12, 25-28),
la elección de los Doce (cf. Mc 3, 13-19), el anuncio de la Buena Nueva a los
pobres (cf. Lc 4, 18). En los encuentros de Jesús con los paganos se ve con
claridad que la entrada en el Reino acaece mediante la fe y la conversión (cf.
Mc 1, 15) y no por la mera pertenencia étnica.
El Reino que inaugura Jesús es el Reino de Dios; Él mismo nos revela
quién es este Dios al que llama con el término familiar “Abba”, Padre (Mc 14,
36). El Dios revelado sobre todo en las parábolas (cf. Lc 15, 3.32; Mt 20, 1-
16) es sensible a las necesidades, a los sufrimientos de todo hombre; es un
Padre amoroso y lleno de compasión, que perdona y concede gratuitamente
las gracias pedidas.
San Juan nos dice que Dios es amor (1 Jn 4, 8). Todo hombre, por tanto,
es invitado a convertirse y creer en el amor misericordioso de Dios por él; el
Reino crecerá en la medida en que cada hombre aprenda a dirigirse a Dios
como a un Padre en la intimidad de la oración (cf. Lc 11, 2; Mt 23, 9), y se
esfuerce en cumplir su voluntad (cf. Mt 7, 21) 1 .
Todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera
del pueblo con intención de despeñarlo.
Santo Tomás de Aquino se pregunta si era necesario que el Hijo de Dios
padeciera por nosotros? 2 Y se responde él mismo de manera afirmativa dándose
dos razones fáciles de deducir: la una, para remediar nuestros pecados; la otra,
para darnos ejemplo de cómo hemos de obrar… En la cruz, dice, hallamos el
ejemplo de todas las virtudes:
- Si buscas un ejemplo de amor : Nadie tiene más amor que el que da la vida
por sus amigos… Si Él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar
gravoso cualquier mal que tengamos que sufrir por Él.
- Si buscas un ejemplo de paciencia , encontrarás el mejor de ellos en la cruz.
- Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: Él, que era Dios,
quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.
- Si buscas un ejemplo de obediencia , imita a Aquel que se hizo obediente al
Padre hasta la muerte.
- Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenas … desnudo en la
cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron
a beber hiel y vinagre…
Fue Santo Tomás, cuya fiesta celebramos hoy, un gigante del pensamiento. Hijo
de una noble familia napolitana, ingresó en la Orden dominicana, a pesar de la
oposición familiar, destacando enseguida por sus dotes intelectuales y su sencillez.
Profesor de renombre en París, Roma y Nápoles. La síntesis entre fe y razón que
alcanzó en sus menos de cincuenta años de vida continúa siendo hoy una lección
magistral para cualquier intelectual. La Iglesia ha propuesto siempre a Santo Tomás
como maestro de pensamiento y modelo del modo correcto de hacer teología. Sus
obras completas ocupan cincuenta volúmenes en tamaño folio. Y todo ello
aderezado con una profunda humildad: en las diez primeras líneas de su Suma
Teológica (1266) dice que hace un pequeño manualito para introducir en la
sabiduría a aquellos que no saben 3 .
Más de sesenta veces lo cita el Catecismo de la Iglesia Católica .
Finalmente, queridos hermanos, este miércoles el Santo Padre en la Audiencia
General afirmaba que el escenario contemporáneo de guerras, injusticia e
1 JUAN PABLO II, Redemptoris Missio, 13.
2 SANTO TOMÁS DE AQUINO, De la Conferencia 6 sobre el Credo.
3 José Angel AGEJAS, Comentario aparecido en La Razón, 1 de febrero de 2000.
inmoralidad, podría llevar a la desesperanza. Sin embargo, el Evangelio es ante
todo esperanza.
Si echamos una mirada al mundo y a su historia, a simple vista parece
dominar la bandera de la guerra, de la violencia, de la degradación moral.
(Podíamos añadir nosotros: del terrorismo). Nos parece, como sucede en la
visión del capítulo 6 del Apocalipsis, que por los desolados páramos de la
tierra corren los caballeros que sostienen la corona del poder triunfador, la
espada de la violencia, la balanza de la pobreza y del hambre, la hoz afilada
de la muerte (cf. Apocalipsis 6,1-8).
Frente a las tragedias de la historia y frente a la inmoralidad que avanza,
viene a los labios la pregunta que el profeta Jeremías dirige a Dios, dando
voz a muchas personas que sufren y viven oprimidas: Tú, Señor, eres
inocente, cuando pleiteo contigo. Sin embargo, quiero discutir este caso:
¿Por qué prosperan los impíos, y viven tranquilos los asesinos? ( Jeremías
12,1). A diferencia de Moisés, que desde lo alto del monte Nebo contemplaba
la tierra prometida (cf. Deuteronomio 34,1), nosotros nos asomamos a un
mundo acongojado, en el que el Reino de Dios tiene dificultades para abrirse
camino 4 .
¡Cómo podemos referir todo esto al gravísimo problema del terrorismo en
nuestra nación! A tantos hermanos nuestros inmolados en una causa sin sentido, a
tantas familias destrozadas por una ideología absurda desde el momento en que
debe suprimir la vida de otros. A tantos que desde su indiferencia o, lo que es más
grave, desde su encubrimiento, impiden el final de esta peste…
Juan Pablo II responde a estos crueles interrogantes usando el pensamiento de
San Ireneo cuando afirma que la causa de la imperfección está en aquel que no le
tiene en cuenta. De hecho, la luz no falta porque algunos se hayan cegado a sí
mismos, más bien este tipo de ciegos permanecen en la obscuridad por su culpa,
mientras que la luz continúa brillando… Por tanto, es necesario un esfuerzo
continuo de conversión que corrija la ruta de la humanidad…
Hermanos terroristas, ¡dejad de asesinar! A nosotros no deben ocuparnos los
discursos políticos. Tenemos las capacidades - terminaba diciendo el Papa- que
ofrecen la sabiduría y las virtudes. Debemos añadir la oración, la caridad y la
confianza. Con estos dones, y con la ayuda de la gracia de Dios, podemos construir
[…] una civilización digna de la persona humana, una auténtica cultura de la
libertad. ¡Podemos y debemos hacerlo! Y, al hacerlo, podremos darnos cuenta de
4 JUAN PABLO II, Audiencia General, 24 de enero de 2001.
que las lágrimas de este siglo han preparado el terreno para una nueva primavera
del espíritu humano.
Padre Jorge López Teulón