CICLO C
TIEMPO PASCUAL
III DOMINGO
Seguimos celebrando al Se￱or Resucitado: “inmolado, ya no vuelve a morir;
sacrificado, vive para siempre” (Prefacio III de Pascua). Es el que vive por los siglos
de los siglos, el Cordero degollado, que recibe la gloria, la fuerza, la alabanza y el
poder (segunda lectura). Jesús Resucitado, antes de ascender al cielo, dijo a los
discípulos: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced
discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo; y ense￱ándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28,
18-20).
Antes de subir al cielo, en este contexto de envío y misión de los apóstoles, con
Pedro a la cabeza, hay que situar esta tercera aparición de Cristo Resucitado,
cuando estaba ya amaneciendo. A distancia ( unos cien metros ) no le reconocen.
Cuando se acercan a la orilla y Jesús se acerca a ellos, los discípulos sabían bien
que era el Señor. La palabra “Se￱or”, aplica a Cristo, es un título de gloria y
salvaci￳n como consecuencia de su resurrecci￳n. “Si tus labios confiesan que Jesús
es Señor y tu coraz￳n cree que Dios lo resucit￳ de entre los muertos, te salvarás”
(Rm 10, 9).
Después de comer , en un ambiente de amistad y comunión, Jesús se dirige a Simón
Pedro, al que había dicho: “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”
(Mt 16, 18-19). Y entabla con él un diálogo, que con hermosas palabras resumía el
Papa Benedicto XVI: La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me
amas" con este amor total e incondicional? Antes de la experiencia de la traición, el
Apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo incondicionalmente". Ahora que ha
experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad,
dice con humildad: "Se￱or, te quiero”, es decir, "te amo con mi pobre amor
humano". Cristo insiste: "Simón, ¿me amas con este amor total que yo quiero?". Y
Pedro repite la respuesta de su humilde amor humano: "Señor, te quiero como sé
querer". La tercera vez, Jesús sólo dice a Simón: "¿me quieres?". Simón comprende
que a Jesús le basta su amor pobre, el único del que es capaz, y sin embargo se
entristece porque el Señor se lo ha tenido que decir de ese modo. Por eso le
responde: "Se￱or, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”.
Y Cristo Jesús, que es el buen Pastor, le encomienda a Pedro el cuidado de sus
ovejas y corderos. Y aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios, añadió:
"Sígueme" .
La segunda lectura nos presenta a los apóstoles, con Pedro a la cabeza, siendo
testigos del Señor Resucitado y enseñando en nombre de Jesús. Obedecían así su
mandato, proclamando el Evangelio: el Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a
quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó
haciéndolo jefe y salvador.
MARIANO ESTEBAN CARO