Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 28, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley *
Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. * Se pedirá cuenta de la
sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías
Textos para este día:
Romanos 3,21-30a:
Hermanos: Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha
manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia
de Dios en todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos
están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de
propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue
injusto dejando impunes con su tolerancia los pecados del pasado; se proponía
mostrar en nuestros días su justicia salvadora, demostrándose a sí mismo justo y
justificando al que apela a la fe en Jesús. Y ahora, ¿dónde queda el orgullo? Queda
eliminado. ¿En nombre de qué? ¿De las obras? No, en nombre de la fe.
Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.
¿Acaso es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Evidente que
también de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.
Salmo 129:
Desde lo hondo a ti grito, Señor; / Señor, escucha mi voz; / estén tus oídos atentos
/ a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, / ¿quién podrá resistir? / Pero de ti procede el
perdón, / y así infundes respeto. R.
Mi alma espera en el Señor, / espera en tu palabra; / mi alma aguarda al Señor. R.
Lucas 11,47-54:
En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los
profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que
hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les
edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y
apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le
pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo;
desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el
santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de
la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis
entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!" Al salir de allí, los
escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas
preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
Homilía
Temas de las lecturas: El hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley *
Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. * Se pedirá cuenta de la
sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías
1. El Anuncio de la Gracia
1.1 La Carta a los Romanos tiene un esquema central: mostrar que toda la
humanidad está necesitada de salvación, y luego mostrar que Dios ha provisto esa
salvación como un regalo en el sacrificio redentor de Cristo. Sobre esta base,
afirmar que la fe es la condición única para acoger ese regalo. Con la fe nos
abrimos a la gracia y accedemos a la vida del bautismo, que es vida en el Espíritu y
en comunión de amor y servicio con los demás hermanos.
1.2 Dentro de ese esquema comprendemos las grandes afirmaciones que Pablo
hace hoy, y que vienen precedidas por lo que hemos oído los días anteriores sobre
la presencia altanera y general del pecado. La clave está en esos versículos: "todos
pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios; pero todos son
justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención llevada a cabo
por medio de Cristo Jesús" (Rom 3,23-24).
1.3 Así, la presencia universal del pecado termina siendo sólo el prólogo inesperado
a la presencia universal de la bendición, de la gracia y de la gloria. Todo orgullo
queda derribado y sólo Dios es ensalzado.
2. ¡Ay de los Doctores de la Ley!
2.1 En los textos de los pasados días Jesús ha criticado con dureza a los fariseos.
Les ha reprochado básicamente tres cosas: su hipocresía; su falta de
discernimiento, cuando dan excesiva importancia a lo pequeño y dejan de lado lo
fundamental, y su manera de juzgar a los pequeños y en general a los que no
piensan como ellos.
2.2 Mas ya en el texto de ayer aparecía una invectiva contra los escribas, es decir,
contra aquel grupo, mucho menos numerosos que el de los fariseos, de los que
tenían acceso a la lectura de los textos bíblicos, cosa que, en un contexto de
aplastante mayoría analfabeta, constituía un auténtico poder. El tema de Jesús será
ese precisamente: el saber te da poder; ¿qué haces con ese poder?
2.3 Mas va también en paralelo otro tema: la acumulación de la maldad contra los
inocentes. Esto nos resulta menos obvio seguramente, pero es de una importancia
inmensa para entender el sacrificio de Cristo.
2.4 En efecto, dice el Señor que a su generación se le pedirá cuentas "de la sangre
de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo". Esto es
básico. Cada uno de esos que vio con impotencia que su derecho era pisoteado
puede quedar en la memoria del mundo como un número más o como una
anécdota más, pero los crímenes contra los inocentes claman al cielo. Frente al
tejido perverso de la maldad, que pretende en realidad hacerse con el señorío de
todo y de todos en un plan que abarca siglos, Dios erige su plan de gracia y de
poder de redención, que tiene su culminación en la Cruz de Cristo.