EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
jueves 31 Octubre 2013
Jueves de la trigésima semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 8,31b-39.
¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará
contra nosotros?
El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no
nos concederá con él toda clase de favores?
¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún,
el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las
angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte;
se nos considera como a ovejas destinadas al matadero.
Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los
principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales,
ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor
de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Salmo 109(108),21-22.26-27.30-31.
Pero tú, Señor Adonai,
actúa para mí en honor a tu nombre,
sálvame, pues es tan bueno tu amor.
Porque soy pobre y desdichado,
herido está mi corazón dentro de mí,
Señor, mi Dios, ayúdame,
sálvame, tú que eres bueno:
y que sepan que allí está tu mano,
que eres tú, Señor, quien hizo eso.
Por mi boca al Señor doy muchas gracias
y alabanzas en medio de la muchedumbre,
pues se puso a la derecha del pobre
para salvar su vida de sus jueces.
Evangelio según San Lucas 13,31-35.
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí,
porque Herodes quiere matarte".
El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios
y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un
profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son
enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus
alas a los pollitos, y tú no quisiste!
Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más,
hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
Comentario del Evangelio por :
Concilio Vaticano II
Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas
“Nostra Aetate”, 4
“Herodes te quiere matar”
Como afirma la Sagrada Escritura, Jerusalén no conoció el tiempo de su visita, gran
parte de los judíos no aceptaron el Evangelio e incluso no pocos se opusieron a su
difusión. No obstante, según el Apóstol, los judíos son todavía muy amados de Dios
a causa de sus padres, porque Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación.
La Iglesia, juntamente con los Profetas y el mismo Apóstol espera el día, que sólo
Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con una sola voz y "le
servirán como un solo hombre" (Soph 3,9).
Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos
y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo
conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los
estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno.
Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de
Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni
indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. Y, si
bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de señalar a los judíos como
reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas
Escrituras. Por consiguiente, procuren todos no enseñar nada que no esté conforme
con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo, ni en la catequesis ni en la
predicación de la Palabra de Dios.
Además, la Iglesia, que reprueba cualquier persecución contra los hombres,
consciente del patrimonio común con los judíos, e impulsada no por razones
políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y
manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos.
Por los demás, Cristo, como siempre lo ha profesado y profesa la Iglesia, abrazó
voluntariamente y movido por inmensa caridad, su pasión y muerte, por los
pecados de todos los hombres, para que todos consigan la salvación. Es, pues,
deber de la Iglesia en su predicación el anunciar la cruz de Cristo como signo del
amor universal de Dios y como fuente de toda gracia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”