DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO C
Sab 11, 22-12, 2; Sal 144; 2Ts 1, 11-2, 2; Lc 19, 1-10
Entró en Jericó y cruzaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe
de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la
gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un
sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio,
alzando la vista, le dijo: "Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede
yo en tu casa." Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos
murmuraban diciendo: "Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador."
Zaqueo, puesto en pie dijo al Señor: "Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los
pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más." Jesús le
dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa porque también éste es hijo de
Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba
perdido."
Hoy, por medio del evangelio, la Iglesia, como Cristo en su tiempo, sale al
encuentro de todo hombre, para que pueda encontrarse con la salvación que Dios
le ofrece. Es así que en la presente semana, vemos a Cristo de camino y a un
hombre, Zaqueo, en medio de una multitud. Es importante destacar la manera
como, en el evangelio de San Lucas, se nos hace presente que la Historia de
Salvación que Dios ha pensado, se manifiesta de manera particular-individual para
cada hombre. Al respecto nos dice el Papa Benedicto XVI: ᆱ…Jesús llama por su
nombre a Zaqueo, un hombre despreciado por todos. "Conviene que hoy me quede
en tu casa": sí, precisamente hoy, ahora, ha llegado para este hombre el momento
de su salvación. ¿Por qué "conviene que hoy me quede en tu casa"? Porque el
Padre, rico en misericordia, quiere que Jesús vaya a "buscar y a salvar lo que
estaba perdido" (Lc 19,10). Jesús quiere cumplir la voluntad del Padre, desea la
salvaci￳n de Zaqueo…ᄏ (Benedicto XVI; Ángelus, 4 de noviembre de 2007). Es
conveniente recordar que la semana pasada, el publicano de rodillas pedía a Dios
que tenga misericordia de él. Hoy, este publicano, en sentido bíblico, tiene un
rostro y nombre propio: Zaqueo, y la acción que tiene Jesús sobre su vida pone en
evidencia la manera como Dios quiere manifestarse en nuestra vida, porque Dios
responde a cada hombre.
En la primera lectura, la afirmación: «...a todos perdonas, porque son tuyos...»,
nos deja en claro que Dios ama todo lo que ha creado, de lo contrario no lo habría
creado por ello el libro del Génesis nos dice: ᆱ…Vio Dios cuanto había hecho, y todo
estaba muy bien…ᄏ. Muchos hombres, incluso muchos cristianos, no quieren creer
esto debido a los males y sufrimientos que existen en el mundo. Pero el libro de la
Sabiduría aporta la prueba y nos pone frente a la afirmación simple y clara que no
se puede rechazar a Dios y si se hace es porque no se le conoce: «...amas a todos
los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no
la habrías creado... ». Ciertamente existe el pecado, que debe ser castigado y que
además tiene consecuencias, pero el pecador pertenece a Dios, y no es castigado
según la pura justicia, sino que es perdonado y llamado a reconocer que aún en
medio de sus pecados siempre estará siendo invitado a la conversión, siempre
estará siendo esperado y acogido por el Padre de Misericordia. La sabiduría de este
libro se encuentra en la manifestación que nos hace: Dios ama a todos los seres y
sólo corrige a los pecadores por amor, para propiciar su conversión.
El relato del evangelio, parece presentar el encuentro como un hecho casual, Jesús
entra en Jericó y lo recorre acompañado por la muchedumbre, Zaqueo -
aparentemente impulsado sólo por la curiosidad- se encarama sobre el sicómoro.
Esto nos lleva a descubrir que muchas veces, el encuentro de Dios con el hombre
tiene también la apariencia de la casualidad, pero el hombre de fe sabe que nada es
casual por parte de Dios, todo acontecimiento está pensado para nuestra salvación.
Éste es el caso de Zaqueo, si en un determinado momento no se hubiera producido
el encuentro con la llamada de Cristo, quizás hubiera permanecido como un
espectador mas;. Jesús habría pasado al lado, pero no dentro de su vida.
San Agustín comentando este pasaje de Zaqueo dice: ᆱ… El Se￱or, que había
recibido a Zaqueo en su corazón se dignó ser recibido en casa de él. Le dice:
Zaqueo, apresúrate a bajar, pues conviene que yo me quede en tu casa. Gran dicha
consideraba él ver a Cristo. Quien tenía por grande e inefable dicha el verle pasar,
mereció inmediatamente tenerle en casa. Se infunde la gracia, actúa la fe por
medio del amor, se recibe en casa a Cristo, que habitaba ya en el coraz￳n…ᄏ
(Sermón 174, 5). Este evangelio nos ha de llevar a todos a la esperanza, a confiar
en que si acogemos a Cristo en nuestra casa –que es nuestra vida-, Él la
transformará, la recreará. Porque Dios ha puesto en el corazón de cada hombre el
anhelo de buscar e ir tras la verdad, y Zaqueo, en medio de sus riquezas, buscaba
la felicidad que sus bienes no podían darle. Jesús, ante el asombro de los fariseos
de que comiera con publicanos y pecadores, lo llama, a Zaqueo por su nombre y
entra en su casa, de ello nos dice San Juan Cris￳stomo: ᆱ…¿Por qué me recrimináis
si encamino bien a los pecadores? Tan distante está de mí el odio a los pecadores,
que si he venido al mundo ha sido por ellos; porque he venido como médico y no
como juez; por esto me convido en casa de los enfermos, sufro el mal olor que
despiden y les aplico los remedios…ᄏ (San Juan Cris￳stomo).
Dios en Cristo, ha venido a salvar, rescatar, lo que estaba perdido. Ha salido como
el padre de la parábola del hijo pródigo a buscar al hombre: «...pasaba Jesús y
viendo a Zaqueo,... dijo... hoy debo quedarme en tu casa... ». El Beato Papa Juan
Pablo II nos dice: ᆱ…Jesús le dijo: Hoy ha llegado la salvaci￳n a esta casa (...),
pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,
9-10). Esa descripción que nos hace san Lucas del evento que tuvo lugar en Jericó
resulta muy actual también aquí hoy. Y nos renueva la exhortación de Cristo, a
quien «hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y
redención» (1 Co 1, 30). Al igual que en aquella ocasión frente a Zaqueo, también
hoy Cristo se presenta ante el hombre de nuestro siglo, y a cada uno le hace su
propuesta: ᆱConviene que hoy me quede yo en tu casaᄏ (Lc 19, 5)…ᄏ (Juan Pablo
II, Homilía, 8 de junio de 1999). En los evangelios a Cristo lo vemos de camino,
porque ha salido a darnos el alcance por los caminos en que nos encontramoss;
para salvarnos y llevarnos hacia Él, que es el verdadero y único camino que lleva al
Padre. Hagamos resonar las palabras tan actuales de nuestro Papa Francisco, de
manera particular para los ministros de la Iglesia: "...el pastor debe oler a oveja..."
Pbro. Oscar Balcázar Balcázar