EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
miércoles 06 Noviembre 2013
Miércoles de la trigésima primera semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 13,8-10.
Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya
cumplió toda la Ley.
Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no
codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.
El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley.
Salmo 112(111),1-2.4-5.9.
¡Aleluya!
¡Feliz el hombre que teme al Señor
y valora mucho sus mandamientos!
Su semilla será pujante en el país,
los retoños del hombre bueno serán benditos.
Brilla como luz en las tinieblas
para los de recto corazón;
él comprende, es clemente y justo.
Le va bien al compasivo y que presta,
y lleva sus negocios en conciencia,
Es generoso en dar a los pobres,
su honradez permanece para siempre,
su cuerno aumenta en gloria.
Evangelio según San Lucas 14,25-33.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su
mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no
puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los
gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean
se rían de él, diciendo:
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si
con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para
negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee,
no puede ser mi discípulo.
Comentario del Evangelio por :
San Josémaria Escriva de Balaguer (1902-1975), sacerdote, fundador
Homilía 06/02/1960 en Amigos de Dios, cap. 4, pts. 64-66
Edificar una torre
Me gustaba subir a una torre, para que contemplaran de cerca la crestería, un
auténtico encaje de piedra, fruto de una labor paciente, costosa. En esas charlas les
hacía notar que aquella maravilla no se veía desde abajo. Y, para materializar lo
que con repetida frecuencia les había explicado, les comentaba: ¡esto es el trabajo
de Dios, la obra de Dios!: acabar la tarea personal con perfección, con belleza, con
el primor de estas delicadas blondas de piedra. Comprendían, ante esa realidad que
entraba por los ojos, que todo eso era oración, un diálogo hermoso con el Señor.
Los que gastaron sus energías en esa tarea, sabían perfectamente que desde las
calles de la ciudad nadie apreciaría su esfuerzo: era sólo para Dios…
Convencidos de que Dios se encuentra en todas partes, nosotros cultivamos los
campos alabando al Señor, surcamos los mares y ejercitamos todos los demás ofici
os nuestros cantando sus misericordias. De esta manera estamos unidos a Dios en
todo momento… Pero no me olvidéis que estáis también en presencia de los
hombres, y que esperan de vosotros -¡de ti!- un testimonio cristiano.
Por eso, en la ocupación profesional, en lo humano, hemos de obrar de tal manera
que no podamos sentir vergüenza si nos ve trabajar quien nos conoce y nos ama,
ni le demos motivo para que sonroje…
Y tampoco os sucederá como a aquel hombre de la parábola que se propuso edificar
una torre: después de haber echado los cimientos y no pudiendo concluirla, todos
los que lo veían comenzaban a burlarse de él, diciendo: ved ahí un hombre que
empezó a edificar y no pudo rematar.
Os aseguro que, si no perdéis el punto de mira sobrenatural, coronaréis vuestra
tarea, acabaréis vuestra catedral, hasta colocar la última piedra.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”