XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C .
HEROISMO MARTIRIAL
Padre Pedrojosé Ynaraja
Sorprende al que está interesado en la historia de Israel, el enterarse de que en su
canon, dicho de otra manera, en su biblia, que incluye casi todos los libros de lo
que nosotros llamamos Antiguo Testamento, no hayan aceptado los de los
Macabeos. En el moderno estado de Israel, el equipo nacional de baloncesto lleva
ese nombre y su más popular cerveza, elaborada en el país, también. Es simple
ejemplo para que se sepa que no han olvidado a los valientes soldados patriotas,
protagonistas de los relatos que recogen nuestras biblias. Los rabinos tienen sus
razones para explicar esta exclusión, que no es preciso que ahora las escriba.
La primera lectura de la misa de este domingo recoge un ejemplar fragmento. La
descripción completa del martirio de esta anónima mujer y de sus siete hijos es
detallista, llegando a tintes de morbosidad. Pero os recomiendo que, a la luz de
nuestros criterios burgueses, sumergidos en la cultura postmoderna, en la sociedad
el bienestar y consumista, leáis toda la descripción que encontraréis en capítulo 7º
del primero de estos libros. Hecho lo cual, mis queridos jóvenes lectores, podríais
dedicar un rato largo a establecer comparaciones y valorar conductas. Si lo hacéis
en grupo numeroso, con seguridad habrá disputas, que no por la violencia del
lenguaje, carecerán de interés y os aprovecharán espiritualmente.
La injusticia continúa existiendo hoy. Aquellos que poseen el mando, que no el
poder, no matan de la horripilante manera del texto al que me vengo refiriendo.
Utilizan misiles teledirigidos, drones armados, sutiles isótopos mortales. Hacerlo así
es cosa limpia, pero igualmente dañina. Ante el poder injustamente ambicioso y
potente, la respuesta es aceptar el martirio. Aparentemente es una derrota, la
historia aclarará y explicará a la larga, en qué bando estaba la justicia. ¿Quién
recuerda los nombres de los mandamases de aquellos ejércitos que oprimían a los
judíos y les negaban la posibilidad de vivir de acuerdo a su Fe revelada? Os
advierto que este último párrafo es un comentario, un juicio, puramente histórico.
El lenguaje épico de la madre, que no es insensible al martirio de los que ha
engendrado, pero que demuestra tener y ser fiel a una heroica escala de valores, es
impresionante y ¿Quién de entre vosotros se atrevería a decir que él obraría de la
misma manera? Al pensar en estas situaciones, uno se da cuenta de que solo son
posibles tales valentías para los que cuentan con extraordinarias ayudas del Cielo. Y
no olvidéis, mis queridos jóvenes lectores, que, llegado el caso, a ninguno de
nosotros nos faltarían.
Vayamos a la otra lectura. El relato evangélico tiene gracia. Hace unos años vi una
película cuyo argumento se fundaba en el precepto bíblico aducido. Se titulaba
“Rosa, de amo”. Una joven mujer quedaba viuda y un chiquillo, hermano muy
menor del difunto marido, se veía obligado a ir creciendo, vinculado al
mandamiento. Ambientada a principios del Siglo XX, pero realizada pasada la
segunda mitad de dicho periodo. No le faltaba ni ternura, ni la rebeldía personal
correspondiente.
Ciertamente que como le presentan al Señor la cuestión, es de una manera
estrambótica, ahora bien, no carente de exactitud jurídica. Pero ellos,
evidentemente, no pretendían discutir el valor legal. Trataban de desacreditar al
Maestro y Él a la artera iniciativa, contesta con astuta y serena enseñanza.
Expresado de otra manera, no rezaba: en el Cielo ¿de cuál de estos varones, la
mujer se sentirá enamorada? Sino ¿con quién de ellos pretendería tener hijos?
En la Eternidad no continúa la procreación, les recalca el Señor. Es otra existencia.
En ella no habrá desaparecido ni el amor, ni la individual personalidad. Lo cual no
quiere decir que lo que en la historia fue familiaridad, en el Cielo se verá
enriquecida, teñida, de superiores valores. Algo así como si a uno que se presenta
con los bolsillos llenos de monedas de un país tercermundista, se las cambian de
inmediato por papel moneda en dólares. Quisiera expresarme en lenguaje que fuera
exacto y atractivo y me temo que no conseguiré ni lo uno ni lo otro, pero me
arriesgo a ponerlo. En la existencia eterna se gozará de Caridad-matrimonio.
Caridad-materno/paterna. Caridad-filial. Caridad-amistosa.
Añade una respuesta muy válida para sus contemporáneos. La demostración nos
parecería a nosotros pura entelequia y, con seguridad, a nosotros nos daría el
Maestro otras respuestas muy válidas, que para ellos les hubieran sido
ininteligibles.