FIESTA
DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN
DÍA 9 DE NOVIEMBRE
La Basílica de Letrán, madre y cabeza de todas las iglesias, es la catedral de
Roma, donde su obispo –el Papa- tiene su cátedra. En sus naves se han
celebrado cinco concilios ecuménicos. Edificada a principios del siglo cuarto,
fue dedicada a San Juan de Letrán en 1144. Desde esta fecha se celebra
esta fiesta de hoy en la Iglesia, como expresión de unidad con el obispo de
Roma, cabeza de toda la Iglesia.
La fiesta de hoy nos lleva a reflexionar sobre nuestra comunión con el
obispo de Roma, que es el Papa, y sobre el significado del templo para el
cristiano.
Vicario de Cristo y Pastor supremo de la Iglesia universal, el Papa es el
principio y fundamento de la unidad del pueblo de Dios, pastores y fieles.
Cabeza de la Iglesia, es padre y maestro supremo de todos los fieles. Es
nuestro guía en la fe, infalible (no puede equivocarse) cuando enseña
verdades de fe y costumbres. Por eso, hemos de ofrecer a sus enseñanzas
la obediencia de la fe. De aquí la importancia de la cátedra del obispo de
Roma en la Basílica de Letrán. El Papa Francisco, elegido Sumo Pontífice el
día 13 de marzo de 2013, tomaba posesión de la Cátedra del Obispo de
Roma el día 7 de abril siguiente.
Benedicto XVI, elegido el 19 de abril de 2005, tomaba posesión de su
cátedra en la Basílica de Letrán el 7 de mayo. En su homilía explicaba el
significado de la Cátedra del Obispo de Roma en San Juan de Letrán. “El
Obispo de Roma se sienta en su cátedra para dar testimonio de Cristo. Así,
la cátedra es el símbolo de la potestas docendi , la potestad de enseñar,
parte esencial del mandato de atar y desatar conferido por el Señor a Pedro
y, después de él, a los Doce”. La cátedra –seguía diciendo el Papa- es
“símbolo de la potestad de enseñanza”. San Ignacio de Antioquía, en su
carta a los Romanos se refiere a la Iglesia de Roma como a "aquella que
preside en el amor", expresión muy significativa. Explica Benedicto XVI:
“Presidir en la doctrina y presidir en el amor deben ser una sola cosa: toda
la doctrina de la Iglesia, en resumidas cuentas, conduce al amor”.
Para el cristiano el templo tiene un significado que va más allá del edificio
material. Cristo, Dios hecho hombre –hablaba del templo de su cuerpo- es
el verdadero templo de Dios (Evangelio). Él es el cimiento, la piedra angular
(segunda lectura). Es el sacramento del encuentro del hombre con Dios.
La casa de Dios somos nosotros (San Agustín), el templo vivo y verdadero
de Dios (San Cesáreo de Arlés), que va creciendo con los dones del Espíritu
Santo (oración colecta). Somos morada de Dios por el Espíritu, edificados
sobre el cimiento de los apóstoles, sobre la piedra angular, que es Cristo (Ef
2, 19-22). Somos templos de un Dios que habita y camina con nosotros (2
Co 6,16) allá donde nos lleve la vida. Templos de un Dios que mora y
acampa con nosotros (Ap 21, 2-3.22.27). Así la Iglesia somos signo de la
Jerusalén –el templo- del cielo, donde Dios lo será todo en todos. Signo
resplandeciente por la santidad de vida, con la ayuda de la gracia
(prefacio).
Mariano Esteban Caro