XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La fe como itinerario
La Palabra: “En aquel tiempo los apóstoles dijeron a Jesús: auméntanos la fe”
(evangelio).
La fe no está en los libros, ni siquiera en un libro gordo que recoge todas las
declaraciones de la Iglesia; quienes de verdad existen son los creyentes, las
personas que se abren a la presencia de Dios saliendo de su egocentrismo; y esta
salida no se da una vez para siempre. La presencia de Dios se va manifestando en
los acontecimientos históricos donde habla unas veces con palabras y otras con
silencio, invitándonos a tejer nuestra existencia en confianza. Por eso decimos que
la vida del creyente es un itinerario, del latín iter, camino.
2. El evangelio de hoy constata un dato importante: los “apóstoles”, que vivieron
con Jesús y nos transmitieron su mensaje, no se hicieron creyentes en un
momento; también recorrieron su itinerario. No se abrieron de golpe a la presencia
de Dios manifestada en Jesucristo; les costaba salir de su propia tierra: “nosotros
que te seguimos ¿qué recompensa tendremos?”. Ambición de ocupar los primeros
puestos, sentimientos de venganza porque no los recibe un pueblo samaritano,
miedo a perder la buena fama por ser discípulos del Crucificado, decepción por el
fracaso del Maestro, sugieren el proceso de aquellos primeros creyentes cristianos
que finalmente maduraron hasta entregar la propia vida y ser testigos de la fe.
3. Hay en Cuba muchos creyentes religiosos porque tienen la experiencia de Dios y
tratan de abrirse a esa presencia que de algún modo perciben. Hay un mestizaje
religioso donde algunos mezclan santería con bautismo por la Iglesia. Dios quiere
que todos lleguen a su plena realización como personas, que se salven, y a todos se
revela en la medida en que las personas se abran a su presencia, pero, según la fe
cristiana, el lugar donde Dios se ha manifestado de modo definitivo y donde la
humanidad se abrió totalmente a esa presencia es Jesucristo. Por eso la fe cristiana
tiene como referencia la conducta de Jesús cuyo alimento fue hacer la voluntad del
Padre, es decir trabajar por construir un mundo fraterno, curando heridas,
defendiendo la dignidad de los excluidos, invitando a los poderosos arrogantes para
que bajen de sus tronos. Por ahí debe madurar la fe cristiana en nuestro querido
pueblo de Cuba.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net