I Domingo de Adviento, Ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
NO PERDAMOS LA PAZ.
Los profetas no son adivinos son hombres que nos hablan de parte de Dios para
mejorar nuestro de vida; en el caso de Isaías la propuesta es de paz.
Ante el espectáculo de la ciudad de Jerusalén llena de tiendas de campaña que
recuerdan con alegría la paz del Sinaí, camino del Éxodo hacia la tierra prometida,
el espíritu le inspir￳ a Isaías: “vengan subamos al monte del Se￱or para que él nos
instruya en sus caminos… de las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas,
ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no adiestrarán para la guerra Casa
de Jacob en marcha. Caminemos a la luz del Se￱or” (Primera lectura).
Para Yahvé lo mismo que para Jesús la paz es el primer fruto de la alianza, fe y
justicia. La paz no era durable cuando el acuerdo concluido continuaba siendo
injusto, es decir, no bien resuelto en sus aspectos fundamentales bien fuera social,
económicos o políticos. Así el conflicto en cualquier momento podría reiniciarse.
¿Es que no nos merecemos una navidad en paz sin signos de angustia y
destrucción, sin torres y viviendas caídas más por codicia que por falta de cálculo, o
que nos devuelvan los ahorros esos si perdidos en algunas financieras por el buen
cálculo del robo profesional y mancomunado? Si estamos atentos a las advertencias
Dios nos puede regalar una feliz navidad a pesar de los sufrimientos que tenemos y
las angustias que sentimos; es muy importante que en navidad no perdamos la paz
y dispongamos el coraz￳n para recibir al “príncipe de la paz”.
LOS DESCUIDOS DE NAVIDAD
Por esa razón J esús les explicó a los discípulos que les podría ocurrir lo mismo del
tiempo de Noé “cuando lleg￳ el diluvio se los llev￳ a todos”, no tanto por pecadores
o faltos de fe sino por su inconciencia, por no haber caído en cuenta, por el
descuido. “Tomen en cuenta el tiempo en que vivimos. Ya es hora que se
despierten del sueño porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando
empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues,
las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz. Comportémonos
honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas, nada de lujurias y
desenfrenos, nada de pleitos y envidias” Licor exagerado, ni￱os o adultos
quemados con pólvora, gastos excesivos de unos e incapacidad de compra de
otros, música vulgar, No será que el desierto de la navidad consumista, llena de
pólvora para quemar niños y gastar la plata en algo inútil. Al menos en navidad,
música vulgar, la peor del año, derroche de unos pocos e incapacidad de compra de
otros, abundancia de regalos para quienes todo lo tienen y carencia de comida y
estudio para la mayoría, ganancia de pocos y endeudamiento de tantos, problemas
por licor en las familias e inseguridad en las calles. “Estén preparados porque a la
hora Que menos lo piensen vendrá el hijo del hombre” Evangelio.
La mejor noticia de navidad es que Jesús no promete la paz sino que nos confirma
que ya ha llegado, Los ángeles cantan, en presente no en futuro “Paz en la tierra a
los hombres que ama el Señor” (Lc 2,14); no se trata de un deseo sino de una
realidad presente. Lo que constituye la buena nueva de Navidad de Jesús es la paz:
“Mi paz les dejo, mi paz les doy; no la doy como la da el mundo” (Jn 14,27).
Tocarle el turno a la familia para ir a celebrar la paz en el templo, como a nosotros
para celebrar la navidad en este a￱o nos permite exclamar como el Salmista: “Que
alegría cuando nos dijeron vamos a la casa del Se￱or… pedid la paz para Jerusalén,
en calma estén tus tiendas, haya paz en tus montañas y en tus calles calma. Por
amor de mis hermanos y mis enemigos quiero decir ¡La paz contigo!” (Sal 122).