I Domingo de Adviento, Ciclo A
¿Qué pide el Señor Jesús a su Iglesia?
¡¡¡ Conversión a su Reino!!! Este es el primer pedido de Jesús a sus discípulos y es
una constante en sus mensajes evangélicos. Con este primer domingo de diciembre
iniciamos un tiempo de preparación a la Navidad que en la liturgia católica
llamamos: Adviento . Es decir, nos preparamos a celebrar la Navidad, en clave de
Fe Cristiana. Todas las lecturas bíblicas de los cuatro domingos antes de Navidad
nos enseñan cómo hemos de preparar nuestro corazón, nuestra conducta privada y
pública para que Navidad sea un real encuentro con Dios que nace en un
Niño . Dios se hace uno más entre nosotros en la historia humana para que
vivamos la felicidad de vivir como seres humanos auténticos. Para que la
convivencia humana sea la convivencia de una gran familia mundial. Dios en
Navidad ha venido para enseñarnos a ser mujeres y varones felices . Para
iniciar un modo de vivir según el proyecto de Dios en la Iglesia. Cosa que no
siempre se ha cumplido con la perfección debida, al menos, en todos los lugares de
esta tierra. Jesucristo, el Señor de la Iglesia vela constantemente, en profundo y
divino amor, para que la Iglesia viva con fidelidad su misión.
De tiempo en tiempo, suscita hombres y mujeres que re-señalen qué es lo que
hay que hacer para encontrarse con Jesucristo y vivir el proyecto suyo de una
Iglesia servidora de la humanidad .
Así resultó con la elección papal de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II. Y ahora la
sorpresa de nuestro Francisco. Sorpresa escondida en los pliegues del Corazón de
Jesús que nos prometió estar con nosotros reunidos en su nombre (Mateo 18, 20)
Temo que con Francisco pase lo que pasó con Juan XXIII y el Concilio Vat. II.
La mayoría de los católicos se contentaron y mucho con simples noticias
periodísticas y hasta hoy recuerdan algunas anécdotas pintorescas. No escucharon
el llamado a conversión al Evangelio y ni siquiera conocieron los escritos con las
orientaciones y normas para cambiar lo trasnochado en ritos, estructuras y hasta
normativas para tiempos pasados… No se sintieron involucrados en los cambios
urgentes-profundos y universales que pidió el Vaticano II. No se sintieron Iglesia,
simples simpatizantes a lo sumo. Y la Iglesia no es el Papa y cardenales, Obispos y
presbíteros, solamente. Son tan Iglesia como la Jerarquía, quienes estén bautizados
y vivan su bautismo en las diversas vocaciones matrimonial, consagración laical ó
religiosa El laicado es tan integrante de la Iglesia como la Jerarquía. La Iglesia es el
Pueblo de Dios peregrinando la historia, transformando la historia humana en
historia de salvación mientras sea fiel a su misión.
Precisamente no dejemos pasar este nuevo impulso de renovación, de ajuste y
reubicación en su fidelidad en la única razón de ser Iglesia que significa la
designación del cardenal Bergoglio como Obispo de Roma. Es Jesús que nos llama a
dejarnos guiar por su Espíritu y escuchar a Francisco como eco actual del
Evangelio. No basta escuchar sino como advierte el mismo Divino Maestro-Jesús es
preciso poner en práctica lo que nos viene enseñando profusamente Francisco,
desde el mismo día de su elección. Desde entonces nos colma, con su mensaje,
claras consignas evangélicas
Cabalmente, ha sintetizado en su primera Exhortación “La alegría del
Evangelio” (Evangelii Gaudium) el programa de acción pastoral para la Iglesia
Universal.
Este Documento no puede quedar en manos de la Jerarquía. Es un Manual de vida
cristiana para quiénes optemos vivir la vida humana en su plenitud, según el
proyecto del Dios de Jesucristo. Está abierta y ofrecida a todo hombre o mujer de
buena voluntad y quiera aportar a una convivencia más humana, más fraterna, más
feliz.
Para llegar al texto hasta tanto sea editado, en sucesivos domingos, la presentaré
de a dos páginas, copias del original. Así ya pueden “saborear” su sabiduría
operativa…
+ Miguel Esteban Hesayne – Obispo
mehm@fibertel.com.ar