SOLEMNIDAD. LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE SANTA
MARÍA VIRGEN
La solemnidad de la Inmaculada Concepción de Maria propone el
modelo de una existencia plenamente realizada, porque se
construye desde Dios que es el artífice de la vida. La gloria de
Dios es la vida porque aquellos que ven a Dios reciben la vida. Es
imposible vivir si no se recibe la vida, pero la vida no se tiene
sino por la participación en el ser divino. María entra en el
proyecto de Dios, un proyecto que sobrepasa la razón humana no
así el corazón. Para su proyecto Dios no busca ejecutivos sino
colaboradores.
La confianza de Dios en los hombres tiene como signo haber
escogido una humilde mujer de Nazaret para reconstruír con la
humanidad y la ciudad. Es un amor que no se deja ni desanimar
ni desesperanzar por el pecado, la gracia esta al inicio de toda
relación con Dios. No es ni nuestra voluntad, consciencia o saber.
Esto es digno de admiración.
El evangelio resume la fiesta de hoy: La colaboración de María en
la obra de salvación como signo de nuestra propia colaboración.
EVA QUERÍA SER DIOS, MARÍA CONFIA EN DIOS.
El evangelio de la Infancia de Lucas se construye con base en un
paralelo: Juan Bautista y Jesús, dos anunciaciones, dos
nacimientos, dos himnos, encuentro de dos madres.
Algunas de las diferencias son que el protagonista de Juan es
Zacarías y el de Jesús, María. El problema de Isabel es la
esterilidad y la objeción de María es la virginidad; María confía
mientras que Zacarías, duda. María confía en la palabra de Dios,
mientras Eva quería ser Dios. Zacarías se ha quedado mudo,
mientras María confía y expresa su gratitud con alabanza. María
es el signo de la redención desde el nacimiento.
EL HOMBRE VISTO DESDE LA FRAGILIDAD.
El autor de Génesis 3 da respuesta a los grandes interrogantes
del hombre: la vida, el dolor y la muerte, y el sexo, la maternidad
y el trabajo.
En la narración aparecen la creación, el pecado, el castigo y la
desnudez como hilo conductor de todo. Al pecar, al hombre se le
abren los ojos, descubriendo en su desnudez que no es Dios. La
desnudez no tiene connotación sensual sino que es la condición
existencial del hombre, su fragilidad, su debilidad ante el ataque
del enemigo.
La serpiente le había dicho al hombre que tendría una conciencia
nueva de la realidad; “...el día que comiereis de él se os abrirán
los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”. La
consecuencia del conocimiento del bien y del mal es la desnudez
después de haber comido del árbol. El hombre comienza a
mirarse no con los ojos del creador sino con la medida de su
fragilidad. La mirada del hombre sobre sí mismo le revela sus
límites. De la mirada del hombre sobre si mismo, de su desnudez,
el hombre decide esconderse para evitar también la mirada de
sus semejantes. “Cosiendo hojas de higuera se hicieron unos
ceñidores...” Las hojas de higuera lo protegen del juicio de los
otros que son la amenaza a la propia libertad, lo mismo que del
juicio de Dios: “he escuchado tus pasos y he sentido miedo
porque estaba desnudo; por eso me he escondido”.
La serpiente representaba para Israel el culmen de las
divinidades extranjeras y de una sabiduría no salvífica. Esta
misma ambigüedad la tiene la sabiduría del hombre: incapaz de
revelar el sentido auténtico de las cosas y de engañar y hacer
morir a quienes no tienen raíces en la Palabra de Dios.
En el texto aparecen signos de la armonía que el hombre ha
truncado: El hombre culpa a la mujer, la mujer culpa a la
serpiente, todos están enemistados. El ser humano (Adán) que
ha sido creado de la tierra (Adamah) sufre el juicio de condena; y
la tierra (adamah) niega sus frutos al ser humano, (Adán). Lo que
antes era paraíso se convierte en tumba.
A pesar de todo, el texto no es negativo ya que el varón pone a la
mujer el nombre de Eva (vitalidad) para que de ella renazca la
esperanza de una nueva maternidad para el hombre.
DE LA CORRUPCION A LOS LIMPIOS DE CORAZON.
Sin duda alguna que el sexo tuvo, por múltiples razones, un
carácter reduccionista de la moral, y en buena parte de la vida
cristiana. La figura de María Inmaculada fue simplificada como un
modelo exclusivo de pureza.
Hoy cuando la gran parte de nuestras relaciones se han llenado
de impureza con nombres de corrupción, mentira, egoísmo,
difamación, murmuración, materialización y el consumismo que
va de lo material hasta el sexo; la pureza inmaculada de María es
una vida alternativa que nos permite, desde la fe, instaurar,
como ejemplo, a los limpios de corazón, a los luchadores de la
paz y la justicia. Estos no son los únicos capaces de ver a Dios
sino también de derribar a los poderosos y exaltar a los
humildes.
Lo realizado en María por don de Dios es el propósito de Dios con
cada uno de nosotros. En ella lo hizo desde el principio; en
nosotros desde el bautismo. En ella, victoriosamente, pero no sin
sufrimiento y pruebas; en nosotros, mediante un proceso de
conversión, en el que el pecado cuenta como punto de partida de
una pedagogía de salvación.
María hace parte de los Anawin, un pequeño grupo de creyentes,
llamados los pobres de Yahveh, que siempre aparecen como los
queridos y preferidos de Yahveh. No tiene lugar ni tiempos fijos,
por eso cuando se le anuncia que será la Madre del Salvador, sale
superando todo tipo de dificultades para encontrarse en otro
momento y sitio, con Isabel. No se cierra a ningún camino
humano en el que Dios necesite y quiera encontrarse con el
hombre.
La simbología que Lucas utiliza para dar razón del encuentro
amoroso de Dios con María, esposa del Espíritu Santo, manifiesta
la ternura y el deseo que Dios pone en sus encuentros con las
personas que lo buscan y lo esperan “ El espíritu Santo vendrá
sobre ti...”.
La sombra que va a cubrir a María no la retiene en ningún sitio
sino que la acompaña hasta encontrarse con Isabel.
María es la madre de la cabeza de la Iglesia que es Jesús y madre
de los creyentes, que somos el cuerpo de la Iglesia. Este cuerpo,
llamado pueblo de Dios, que está caminando en los umbrales del
tercer milenio manifiesta como María las obras grandes que el
Señor ha hecho en él; haciendo del Magníficat su propio himno.
María como virgen del Adviento nos ayuda a vivir este tiempo con
alegre esperanza, como quien se extraña de las promesas de Dios
y, a la vez, cree sin temores en lo que le promete la Palabra.
Salmo.97 de la liturgia de hoy es leído desde la acción de
Jesucristo en la Iglesia; es una alabanza de María, madre de la
Iglesia, a Dios.