Ciclo A: Fiesta. La Presentación del Señor (2 de febrero)

Julio César Villalobos, C.M.

 

 

Luz para un mundo en tinieblas

Un niño le escribe a Jesús: Sabes Jesús, hoy te voy a decir algunas cositas que me preocupan, ¿sí?, pero ¿me vas a escuchar? Mira Jesusito: hoy mi mamá amaneció con dolores en todo su cuerpo y eso me pone triste; mi papá se queja de que no le hacen bien las cosas en su casa; si prendo la televisión encuentro muertes, escándalos, niños que siguen con hambre; hay muchas guerras querido y amigo Jesús, el cielo en esos países parece estar “iluminado” pero está en tinieblas, ya que se mata a mucha gente; la vez pasada me enteré de que el aire se está contaminando en algunos lugares y que muchas plantas ya no están dando frutos…

¿Me estás escuchando Jesusito? Perdóname que te diga esto, ya que no tengo amigos a quien contarle nada, ya que los pocos que tengo se burlan de lo que les digo, piensan que estoy medio loco. De repente te me estás cansando con tantas cosas que yo te estoy diciendo. ¿Sabes qué también me pone triste?: hay muchos niños y niñas que no les están dejando nacer, ¿acaso su papito y mamita no les quieren?, ¿Por qué los médicos hacen cosas raras para que esos niños no vivan?, ¿por qué hay familias que están tristes?…se me siguen cayendo las lágrimas Jesusito, parece que todo está oscuro en este mundo.

De pronto, aquel niño que escribió su carta a Jesús se despertó y encontró que su cuarto se llenó de una luz maravillosa, las velitas que estaban apagadas de los pies de Jesús crucificado, que tenía en su casa, se prendieron. Luego escuchó una voz que decía: gracias amiguito por traerme a mi corazón lo que tu corazón te ponía triste, desde hoy el mundo brillará un poco más, por el amor que me tienes.

¿Podemos resistirnos a la llegada de Jesús? Dios quiere venir a este mundo: “¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca?” (Malq.3,1-4). Al que da sentido a nuestras vidas, al que necesitamos de un aliento de esperanza, quiere entrar en este mundo de una vez y para siempre, para transformarlo de tinieblas en luz.

Las tinieblas no pueden dominar el mundo, no pueden dominar nuestra vida, no pueden dominar los medios de comunicación, no pueden dominar los países…Jesús participa de la condición humana, “para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir, al demonio…” (Hb.2,14-18). Jesús puede ayudar a la humanidad, tiene ese deseo, puede cambiar las tinieblas en luz; “…él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba”. A ti, a mí, a todos nos puede ayudar Jesús, y lo hace.

Hoy, en esta fiesta de la Presentación del Señor, el evangelio nos presenta algunos personajes y nos deja varias enseñanzas. José y María no querían apartarse de la Ley Mosaica, por eso es que llevan a Jesús para presentarlo al anciano Simeón, que como dice el evangelio: “hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él” (Lc.2, 22-40).

Qué privilegio tienen los que se abren a la gracia de Dios, a Dios mismo, porque pueden ver su luz, porque sobre ellos puede reposar el Espíritu de Dios para que puedan iluminar a otras personas que viven en tinieblas. Qué gran reto!!! Una persona que está en la luz jamás aceptará las tinieblas (injusticias, abortos, violaciones, mentiras, falta de fe…). Pareciera que Simeón se “roba” la atención de este evangelio, porque tuvo el privilegio de tener en sus brazos al mismo autor de la luz: “Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios”.

Este anciano proclamó con una fe expectante que Jesús es: “luz para alumbrar a las naciones”. Entonces las tinieblas son descubiertas, porque Jesús pasa por este mundo, aunque habrá gente que no acepte a Jesús como luz, y ese mensaje lo recibió María Santísima: “este niño está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como un signo de contradicción y a ti una espada te traspasará el alma”.

Y aquel anciano Simeón, advirtió desde ese oráculo de los profetas, que María participaría del dolor de su Hijo Jesús.

María y José presentaron a Jesús ante el altar del Señor. ¿Qué le quiero presentar hoy a Jesús?, ¿a quién o a quiénes quiero presentar a Jesús?

Ya sabes que aquel niño de la historia le hizo una carta a Jesús y le presentó lo que le preocupaba, pero lo hizo con amor, por eso es que pudo tocar a Jesús. Él viene como luz para un mundo en tinieblas.

 Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)