Solemnidad. Natividad del Señor (25 de diciembre)
Se ha manifestado la benevolencia de Dios
La Palabra : “Os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy en
la ciudad de David, os ha nacido un Salvador” (evangelio). “Conducidos por la
gracia de Dios miramos al futuro con esperanza y la esperanza no defrauda” (Carta
Pastoral).
1. Sucedi￳ por aquellos días”. El nacimiento de Jesús no es invenci￳n de mentes
calenturientas, sino acontecimiento que ha tenido lugar en la historia humana,
dentro de una situación política: cuando un emperador romano llamado Augusto
decretó un censo para garantizar bien sus dominios; mientras había también otros
que eran pastores, pertenecientes a la clase baja y despreciable de la sociedad.
Como los demás niños, Jesús nace desvalido; su madre lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre para resguardarlo del frío en la noche.
2. “Aquí tenéis la se￱al: un ni￱o envuelto en pa￱ales y acostado en un pesebre”. El
Mesías y Salvador es encontrado y reconocido en las más humildes y bajas
condiciones humanas que no cuadran con la imagen de la divinidad fabricada por
nosotros. La omnipotencia de Dios se revela como misericordia, como amor que se
hace cargo y carga con nuestra miseria. Su gloria incluye la paz entre los seres
humanos, que todos puedan gozar de su dignidad como personas: “Gloria a Dios en
el cielo y paz a los hombres porque Dios los ama”. Así lo celebraban los primeros
cristianos: “Apareci￳ la benevolencia de Dios que trae la salvación para todos los
hombres”. La Palabra eterna, fuente de luz y de vida, “se ha hecho carne”; ha
puesto su tienda en nuestro campamento y en esa inclinación de amor percibimos
la verdad de Dios.
3. Este niño es el Salvador, Cristo Señor. Dios mismo hecho hombre asumiendo
nuestra condición humana y satisfaciendo nuestros profundos anhelos de
inmortalidad e infinitud. Es lo más inaudito, lo más peculiar y novedoso del
cristianismo. Desde que Dios mismo se hace hombre, todo lo humano entra en una
dimensión divina. Para los que vivimos este acontecimiento con esa mirada de la fe
cristiana, nada humano será ya indiferente o ajeno.
Leyéndola despacio, la Carta de los Obispos Cubanos respira esperanza… Creen que
en Navidad se ha manifestado definitivamente la gracia, la benevolencia de Dios.
Quedó para siempre abierta una puerta que nunca se cerrará. La esperanza
inspirada en esta fe “no defrauda”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net