“SANTIDAD Y CIUDADANÍA”
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 3º domingo de adviento
(15 de Diciembre de 2013)
Los textos bíblicos de este tercer domingo de adviento nos llaman a animarnos y a no perder la
esperanza: “Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa… ¡Sean fuertes no
teman ahí está su Dios! (Is. 35,1-4).
El Evangelio (Mt. 11,2-11), nos presenta la figura de San Juan Bautista, quien desde su austeridad
profética, en la liturgia del adviento nos exhorta a convertirnos. Él es el profeta de “la verdad”, quien
no dud￳ en denunciar a Herodes y en dar la vida por lo que creía. Solo podemos “volvernos a Dios”,
cuando nos disponemos a construir en nuestras vidas, familias y en la sociedad desde la verdad.
Construir en la verdad es como construir desde roca y no desde arena o bien desde las mentiras.
Cuando con humildad somos capaces de revisarnos y evaluar como estamos construyendo, nos
encaminamos a realizar “un examen de conciencia” y nos introducimos en el camino de
reconciliaci￳n que nos permite “volver a Dios”.
El adviento ubicado en el fin de a￱o, es un tiempo apropiado para realizar “un examen de conciencia”.
Si bien cuando lo hacemos en general tiene una dimensión personal, el mismo no debe ser un acto
individualista, sino que también debemos plantearnos como vivimos nuestros compromisos
comunitarios, y si el llamado a la santidad lo asumimos desde nuestra responsabilidad ciudadana
construyendo una sociedad mejor.
En relación a esta dimensión social y por lo tanto a la caridad que deben tener nuestros exámenes de
conciencia de adviento, el documento de los obispos argentinos “Navega mar adentro”, nos se￱ala:
“El primer servicio de la Iglesia a los hombres es anunciar la verdad sobre Jesucristo… nos exige
responder con todos los esfuerzos que sean necesarios para lograr la inculturación del Evangelio, que
propone una verdad sobre el hombre, la cual implica un estilo de vida ciudadano comprometido en la
construcci￳n del bien común” (95).
En el número siguiente se señalan algunos aspectos que son indispensables que tengamos en cuenta
en todo examen de conciencia y confesi￳n bien hechos en este tiempo de adviento: “Una conversi￳n
es incompleta si falta la conciencia de las exigencias de la vida cotidiana y no se pone el esfuerzo de
llevarla a cabo. Esto implica una formación permanente de los cristianos, en virtud de su propia
vocación, para que puedan adherir a este estilo de vida y emprender intensamente sus compromisos
en el mundo, desarrollando las actitudes propias de ciudadanos responsables” (96).
En el Evangelio de este domingo el Se￱or nos anima en la esperanza: “Vayan a contar a Juan lo que
ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan… y la Buena Noticia es anunciada a los
pobres” (Mt. 11,5). Si es cierto que la responsabilidad ciudadana está ligada al llamado a la santidad,
debemos señalar con esperanza que en nuestra gente hay muchos signos de solidaridad y
participación. En las comunidades notamos la solidaridad a veces bien concreta que se da en ayudas
entre familias y vecinos cuando alguno padece el flagelo de la desocupación o alguna enfermedad.
Juntan plata para ayudar a un enfermo que no tiene como pagar por su salud, o bien “agrandan la
olla”. También se suman las redes de capacitación en educación popular, ciudadanía y se generan
alternativas para pequeños emprendimientos, así como la posibilidad de vender lo producido de una
manera directa sin muchos intermediarios, especialmente en las ferias francas. Seguramente nosotros
mismos podemos hacer una larga lista de personas y situaciones que son signos de esperanza y de
responsabilidad ciudadana y participación social. Las mejores soluciones siempre vienen de la gente
que no se cruza de brazos esperando “un papá Noel” que lo venga a ayudar, sino de aquellos que con
el ancla en la fe, esperanza y caridad, entienden que la santidad implica asumir activamente un rol
ciudadano comprometido.
Uno de los peores males en nuestro tiempo puede llegar a ser el escepticismo o bien bajar los brazos
en los momentos difíciles. En este adviento que nos plantea el tema de la esperanza, los cristianos
sabemos que la fe en Dios y el compromiso activo, protagónico, solidario y sobre todo organizado,
nos permitirá caminar en medio de las dificultades y encontrar alternativas.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo
Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas