Día 18 de Diciembre
Lecturas bíblicas
a.- Jr. 23, 5-8: Suscitaré a David un vástago legítimo.
Las predicciones de Jeremías están a punto de cumplirse: Israel ira al exilio. Son
los últimos años de Sedecías, Jerusalén sufre la presión del invasor. El oráculo del
rey, si bien, condena su actitud tiene un tono esperanzador, mesiánico, era lo que
el pueblo exigía escuchar, porque con el enemigo a las puertas de la ciudad, parecía
que todo se derrumbaba. El Ay, del comienzo, viene significar, la amenaza de Dios
contra los pastores, reyes descendientes de David, como las autoridades civiles y
religiosas, que llevaron al pueblo a la apostasía, a la idolatría, y finalmente al
destierro. Su final fue trágico, en cambio, el pueblo fue al exilio. Ahora es Yahvé
quien asume los destinos de Israel, hará de Pastor de su pueblo, de ese resto fiel
que permanece después del destierro. Exigente con las que ostentan el poder,
benévolo con las ovejas descarriadas. Como Pastor, las reunirá, las llevará a su
aprisco, la tierra de promisión, para que crezcan y se multipliquen. El pueblo es de
su propiedad, no lo abandonará, pondrá pastores que bajo su égida y guía personal
“hasta que lleguen los días” (v.5), los tiempos mesiánicos. Jeremías contempla por
sobre los pastores que vendrán, hombres, fieles hasta posar su mirada sobre el
descendiente de David, el vástago legítimo que Yahvé suscitará e instalará como
rey sobre su pueblo. El profeta Jeremías, habla de un “Germen” justo que brotará
del linaje de David (v.5). Será justo y prudente. Su nombre será “Yahvé, Justicia
nuestra” (v.6). Es un anuncio de la venida del Mesías y la instauraci￳n de la
monarquía davídica, pero desde una perspectiva nueva, cimentada en la justicia,
prudencia y el derecho sobre la tierra. Si Sedecías significaba: Yahvé es mi justicia,
el nombre del vástago de David, en cambio, será: “Yahvé es nuestra justicia” (v.
6). Como cristianos, sabemos que sólo en Cristo Jesús, se cumplió esta profecía de
Jeremías, que sobrepasó con creces las expectativas del profeta. Yahvé no sólo ha
sido nuestra justicia con su presencia y acción salvífica, sino que, se ha hecho
Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. Finalmente (vv.7-8), vienen a confirmar
que el futuro del misterioso vástago, luego del destierro será de tal esplendor que
la salida de Egipto, el Éxodo, acontecimiento central de la historia del pueblo, será
un recuerdo, comparado con la liberación de las esclavitudes que traerá este
Germen Justo. Ese vástago es Jesús, el Salvador. Es por medio de José, que Jesús
entra en el linaje de David, cumpliéndose así el oráculo de Jeremías: Dios es
nuestra justicia, es decir, nuestra salvación.
b.- Mt. 1, 18-24: El hijo de María viene del Espíritu Santo.
Si bien, María era la mujer prometida de José, resultó que antes de vivir juntos,
ésta esperaba un hijo. ¿Romper el compromiso?, ¿denuncia pública o el repudio?
Como un hombre bueno, José decide abandonarla en secreto (v. 19). La
intervenci￳n divina, no se deja esperar. “Su marido José, como era justo y no
quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado,
cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David,
no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese el
oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz
un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con
nosotros.” (vv. 19-23). El esposo, no duda en hacer la voluntad de Dios en su
matrimonio. Las palabras del ángel, le dan la seguridad que necesitaba, luz para
emprender la misión que se le confía. Será el padre legal del hijo de María, venido
del Espíritu Santo, para salvar a su pueblo de los pecados. La duda, fue
reemplazada por la obediencia a la fe. Así como José desciende de David por
razones genealógicas, también se inserta en el dinamismo de la obediencia a la fe,
con la que asume, una misión que está en la economía de la salvación dispuesta
por Dios Padre. De este modo José, como María, se convierte en modelo de fe y
obediencia a la voluntad del Padre eterno. Prototipo bíblico de este Adviento,
hombre de fe; lo mismo la vida de todos nosotros está llamada a ser, vocación y
proyecto, que Dios nos ha entregado para vivir en fe, en esperanza y en el amor,
como respuesta a ese querer salvador. De imitar, es el respeto y temor santo de
Dios que invadió el alma de José, al conocer la voluntad de Dios, manifestada en su
esposa María; su integridad y silencio, su vida de oración y trabajo, su
disponibilidad absoluta al querer hacer de su misión y un servicio a la redención del
hombre caído.
Sor Isabel escribe con motivo de la Navidad: “Ese dulce Cordero peque￱ito/ es la
luz eterna y verdadera, / el que reina en el seno del Padre, /y su plena verdad
manifiesta. / ¡Oh pura, Oh dulce visión!/ En mi alma de nuevo se cumple/ el
grande, el sublime misterio,/ de una nueva Encarnaci￳n” (Poesía 75).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD