EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
lunes 16 Diciembre 2013
Lunes de la tercera semana de Adviento
Libro de los Números 24,2-7.15-17a.
Cuando alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino
sobre él
y pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam hijo de Beor, oráculo del
hombre de mirada penetrante;
oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del
que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos.
¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel!
Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes
que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas.
El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se
eleva por encima de Agag y su reino es exaltado.
Entonces pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo
del hombre de mirada penetrante;
oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del
que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos.
Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella se alza desde
Jacob, un cetro surge de Israel: golpea las sienes de Moab y el cráneo de todos los
hijos de Set.
Salmo 25(24),4bc-5ab.6-7bc.8-9.
Haz, Señor, que conozca tus caminos,
muéstrame tus senderos.
En tu verdad guía mis pasos,
instrúyeme, tú que eres mi Dios y mi Salvador.
Te estuve esperando todo el día,
sé bueno conmigo y acuérdate de mí.
Acuérdate que has sido compasivo
y generoso desde toda la eternidad.
No recuerdes las faltas ni los extravíos de mi juventud;
pero acuérdate de mí según tu amor.
El Señor es bueno y recto;
por eso muestra el camino a los que han pecado.
Dirige los pasos de los humildes,
y muestra a los sencillos el camino.
Evangelio según San Mateo 21,23-27.
Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: "¿Con qué autoridad haces estas
cosas? ¿Y quién te ha dado esa autoridad?".
Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me
responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres?". Ellos se
hacían este razonamiento: "Si respondemos: 'Del cielo', él nos dirá: 'Entonces, ¿por
qué no creyeron en él?'.
Y si decimos: 'De los hombres', debemos temer a la multitud, porque todos
consideran a Juan un profeta".
Por eso respondieron a Jesús: "No sabemos". El, por su parte, les respondió:
"Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago esto".
Comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la
Iglesia
Comentario a los Salmos, Sal. 109
“No sabemos nada”
Sin embargo, hermanos, como a los hombres les parecía increíble lo prometido por
Dios –a saber, que los hombres habían de igualarse a los ángeles de Dios, saliendo
de esta mortalidad, corrupción, bajeza, debilidad, polvo y ceniza-, no sólo entregó
la escritura a los hombres para que creyesen, sino que también puso un mediador
de su fidelidad. Y no a cualquier príncipe, o a un ángel o arcángel, sino a su Hijo
único. Por medio de éste había de mostrarnos y ofrecernos el camino por donde nos
llevaría al fin prometido. Poco hubiera sido para Dios haber hecho a su Hijo
manifestador del camino. Por eso, le hizo camino, para que, bajo su guía, pudieras
caminar por Él.
¡Qué lejos estábamos de él! ¡Él muy alto y nosotros aquí abajo! Estábamos
enfermos, sin posibilidad de curación. Un médico fue enviado, pero el enfermo no le
reconoció, "porque si le hubieran conocido, jamás habrían crucificado al Señor de
gloria" (1Co 2,8). Pero la muerte del médico fue el remedio del enfermo; el médico
había venido a visitarlo y murió para curarle. Dio a entender a los que creyeron en
Él que era Dios y hombre: Dios que nos creó, hombre que nos recreó. Una cosa se
veía en Él, otra estaba escondida; y lo que estaba escondido llevaba a muchos
hacia lo que se veía… El enfermo fue curado por lo que era visible, para llegar a ser
capaz de ver plenamente más tarde. Esta última visión, Dios la difería
escondiéndola, no la negaba.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”