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Domingo 4A Adviento
“La criatura que hay en María viene del Espíritu Santo” (Lc 1, 18-24)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: José duda)
¿Cómo deben actuar los novios en sus problemas?
<Un día mi abuelo me colocó sobre sus rodillas, puso su mano sobre mi cabeza, como
si fuera a darme una bendición, y me dijo:
- Te voy a decir un secreto. Eres muy pequeño para entenderlo ahora. Pero mira:
Dios es tan grande, que no cabe ni en el cielo ni en la tierra. Sólo cabe en el
corazón humano. Así pues, ten mucho cuidado, que mi bendición te acompañe
siempre, y nunca, nunca hieras el corazón de otra persona .> (Félix Jiménez,
escolapio)
Eso hizo José con María, cuando eran novios. Tenía motivo, pero no la ofendió.
¿Qué pasó, pues, entre José y María?
María ya tenía el bebé concebido por obra del Espíritu Santo, y se le comenzaba a
notar en la barriguita. Seguro que el primero que se dio cuenta fue su novio José, y éste entró
en crisis: según el Libro de los Números José tendría que llevar a juicio a María embarazada.
Pero no quería denunciarla. Simplemente la dejaría. Pero Dios le habló en un sueño.
Y a la mañana siguiente José le dijo a María:
-
¿Y cumplió José su promesa?
José creyó a Dios y aceptó ser padre y dar nombre a un hijo que no era suyo sino del
Espíritu Santo. Fue un gran favor que le hizo a Jesús.
Jesús necesitaba a José para tener un nombre, para crecer y vivir una vida normal
dentro de una familia. Y José, pasando a segundo plano, se quedó con María, adoptó al niño,
adoptó a Dios, obedeció y cumplió la misión para la que Dios le había elegido. Y el problema
se resolvió. No hay que asustarse ante los problemas, cuando se trata de cumplir la voluntad
de Dios.
Escucha esta historia:
<Estaba yo un día en uno de esos caminos, cuando vi a lo lejos un toro enorme y
amenazante bloqueando mi camino. Estaba yo muerto de miedo y rezando para que se fuera
el toro, pero el animal no se movía. En ese momento escuché una voz interior que me decía:
- “Haz lo que tengas que hacer, pero tienes que seguir adelante.”
Decidí entonces reunir todas mis fuerzas y agarrar al toro por los cuernos, pasara lo
que pasara. Caminé con decisión y me enfrenté al toro. Pero el toro me dijo:
"¿Por qué tardaste tanto tiempo en llegar hasta mí? ¿Tenías miedo? Te he estado
esperando para llevarte. Sube a mi lomo y dime adónde quieres ir".> (Félix Jiménez,
escolapio)
"María, anoche tuve un sueño muy hermoso. Un ángel del Señor me dijo: ‘No
tengas miedo’… Fíate de María. Y le pondrás al bebé como nombre ‘Jesús’, que
significa ‘Salvador’, pues salvará a todos”.
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Es decir: lo que a veces parece un gran problema se convierte en una bendición. Lo
que necesitamos es valor para encontrar la bendición, superar el miedo y siempre cumplir la
voluntad de Dios. Fue lo que hizo José.
Entonces, ¿José es una figura importante en el evangelio?
El evangelio de hoy lo nombra cuatro veces, pero luego se olvida de él por completo.
También nos ocurre a nosotros lo mismo:
<Cuentan que un grupo de estudiantes iba a representar la escena del nacimiento de
Jesús antes de las vacaciones de Navidad, pero el joven que iba a desempeñar el papel de San
José se enfermó y llamó al director para comunicarle que no podría hacer su papel.
- "Ya es muy tarde para buscar a otro que haga el papel de José", dijo el
director. “Lo tendremos que eliminar de la obra”.
Y así fue José eliminado y casi nadie lo echó en falta el día de la representación.>
(Félix Jiménez, escolapio)
San José pinta poco en ésta y en toda la historia de la salvación, pero tuvo un
importante papel que jugar: fue el padre legal de Jesús. Y así Jesús y María pudieron llevar
una vida normal y aceptable ante la gente.
<Una maestra les cuenta a los niños la historia de la Navidad con los ángeles
cantando, los pastores yendo a la cueva de Belén y los tres reyes magos viniendo de Oriente.
Al final pregunta:
- Ahora díganme: ¿Quién fue la primera persona que conoció el nacimiento de
Jesús?
Y una ni￱ita alz￳ rápida la mano, y contest￳: “María”>
En la Navidad todas las personas son importantes, pero la Virgen y S. José fueron los
primeros en conocer la venida de Dios.
¿Se sorprendió José de cómo vendría el Mesías?
La gente no pensaba que el Mesías nacería de mujer, como un bebé indefenso, que
llora y necesita atención. Creía más bien que el Mesías bajaría aparatosamente de los cielos,
revestido de toda su gloria divina y de su poder. Su punto de aterrizaje no podía ser otro que
la loma donde estaba construido el Templo. Por eso el diablo lo tentó proponiéndole que se
lanzara para abajo desde el pináculo del Templo.
A los judíos les resultaba difícil reconciliar estas expectativas gloriosas y triunfalistas
con la realidad de un hombre, de quien todos conocían que había nacido y había crecido en
medio de ellos. Decían: “ Nosotros sabemos de dónde viene este hombre; pero cuando venga
el Mesías, ninguno sabrá de dónde viene ” (Juan 7, 27).
Ellos encontraron que era demasiado simple la forma con que vino Jesús y cómo Él se
encontraba entre su pueblo.
¿Así viene Dios hoy también?
En una película del oeste, se ve a un indio con una caracola de mar junto al oído, a
otro indio con el oído pegado a la tierra para escuchar las pisadas de los caballos de sus
compañeros de tribu.
Hay un proverbio en Nigeria, que dice: “Ponte a escuchar, y oirás las pisadas de las
hormigas”.
El desafío de la Navidad es escuchar y oír las pisadas de Dios, que viene a nuestras
vidas por caminos ordinarios en los que nos rodean y dentro de nosotros mismos.