Comentario al evangelio del Jueves 19 de Diciembre del 2013
Quien no cree… ¡bloquea los sueños!
La experiencia es, a veces mala consejera. Tener mucha experiencia puede convertirse en un
impedimento para creer en lo nuevo, en posibilidades inéditas. A veces, los más ancianos son los que
más creen en la esterilidad. ¡Qué pena! Veámoslo en el siguiente evangelio.
Cuando hay algún anuncio de novedad, cuando apunta o asoma algún brote de nueva vida, siempre
aparece alguna persona incrédula, o incluso alguien con instintos asesinos, como Herodes, que quiere
matar lo que nace. La novedad suele casi siempre tener opositores. A veces se hace en nombre de la
experiencia, pero en el fondo, es en nombre de un tremendo orgullo, según el cuál sólo lo que nace de
mí es bueno y no lo que nace de los demás.
Zacarías, el viejo sacerdote, fue agraciado con una revelación de Dios que lo implicaba en una
admirable novedad. Podía haber sido el mensajero de la noticia más esperada por el pueblo, de una
primicia única. El pueblo estaba reunido a las puertas del Templo. Esperaba la salida del Sacerdote.
¡Qué oportunidad tan magnífica para traer la alegría a la gente! Pero todo quedó frustrado. A Zacarías
le faltó el riesgo de la fe. Esa fe que muestran muchos de nuestros periodistas a la hora de captar una
primicia y transmitirla. Zacarías no creyó al ángel, ni siquiera en el mismo santuario. Se dejó llevar por
su biología gastada y por su falta de entusiasmo vital. Su falta de fe lo bloqueó mucho más todavía:
perdió el habla y se retiró a su casa. Allá continuó Dios su proyecto. Obviamente Zacarías –tal vez
incrédulo- se unió a su mujer y concibió ella. Quizá Zacarías hiciera gala de su incredulidad hasta que
pudo ver con sus propios ojos…
Este Zacarías incrédulo tiene muchos seguidores e imitadores. Quienes así son retardan la esperanza,
frenan los sueños, bloquean los dinamismos del entusiasmo. No serán capaces de destruir la obra de
Dios, pero por desgracia, todo llegará más tarde y después de no haber podido evitar el mal, ni
impedido la victoria del bien.
JGP