Comentario al evangelio del Viernes 27 de Diciembre del 2013
¡Discípulo de un solo Maestro!
Cuando alguien se nos muere, se acaban los contactos y todo lo llena el silencio. Si llamamos a su
teléfono, su voz no responde. Si tocamos su cuerpo fallecido, no muestra sensibilidad. Pero apenas
murió Jesús, a los dos días, el ambiente se llenó de rumores de resurrección: decían que estaba vivo y
que se había aparecido a sus mejores amigos, entre ellos a su discípulo preferido. Hoy, en Navidad,
celebramos su fiesta. Escuchemos el relato evangélico.
Celebramos hoy la fiesta de san Juan. El evangelio se centra en la figura del discípulo amado por Jesús.
Fue testigo de muchos hechos de la vida de Jesús que sólo él nos transmitió. El más sorprendente, el
que la Iglesia ha escogido para celebrar su fiesta es el siguiente: María Magdalena que fue la mañana
del domingo al sepulcro se sobresalta y piensa que han robado el cuerpo de Jesús, pues el sepulcro está
vacío. Lo comunica. Pedro y el discípulo amado salen corriendo hacia el sepulcro y verifican que el
cuerpo de Jesús no está en el sepulcro. El discípulo amado no cree que lo hayan robado. Vio y creyó
que había resucitado de entre los muertos, porque entendió en ese momento las Escrituras. Lo que
otros interpretaban como robo, él lo interpretaba como resurrección.
El discípulo amado solo tuvo un Maestro y a él se entregó con pasión. Junto a él se hizo hombre y
cristiano. Tomó muy en serio aquellas palabras de Jesús: ¡no llaméis a nadie maestro, uno solo es
vuestro maestro! Junto a Jesús encontró a una mujer que tomó como madre espiritual, la misma madre
de Jesús. Propio de este discípulo fue creer, sí creer siempre y amar, hacer del amor su arma más
poderosa. Y fue consecuente hasta el final.
El discípulo amado no recibe en el cuarto evangelio un nombre propio. En él nos podemos reflejar
cualquiera nosotros. Allí donde el Evangelio dice “discípulo amado” podemos poner nuestro propio
nombre.
Yo veo hoy a mucha gente perdida, no porque no tengan maestro, sino porque tienen muchos: maestros
según la conveniencia. Es como tener muchos dioses, sin comprometerse con ninguno, como tener
muchos maridos o mujeres sin comprometerse con ninguna. De ese modo, el ser humano no se integra,
ni unifica. Encontrar al único Maestro y entregarse apasionadamente a Él es lo único que se requiere de
un cristiano.
Hace de Jesús su único maestro aquella persona que vive cada día bajo la Palabra de su Señor, que
escucha y actúa desde lo que escucha. “Si no creéis no tendréis vida en vosotros”. Hace de Jesús su
único maestro aquella persona que vive en el amor cada día y todo lo reduce a ese único mandamiento
y es capaz de lavar los pies de cualquiera. Hace de Jesús su único maestro quien es capaz de seguirlo
con María hasta el Calvario y de llegar allá donde, por miedo, muchos no llegan.
Como el discípulo amado también nosotros podemos vivir guiados por el único maestro. De él
aprendemos la importancia de la fe, del amor, de vivir y permanecer unidos a la vid para dar fruto.
Ser discípulo amado de Jesús es ser experto en navidades. Sabremos descubrir los signos de Jesús
resucitado e interpretar los rumores de Resurrección. Donde los demás ven contraindicaciones,
nosotros veremos síntomas, huellas, signos. Donde otros veían un robo, el discípulo amado “vio y
creyó”.
J.C.G