DÍA 28 DE DICIEMBRE
LOS SANTOS NIÑOS INOCENTES
Día Cuarto en la Octava de Navidad
Lecturas Bíblicas
a.- 1Jn. 1, 5-2,2: Caminar en la luz. Dios es Luz.
Si Dios es Luz, debemos, por ello, los cristianos caminan en la luz. La luz viene a
significar, todo lo bueno y lo puro; lo malo, es simbolizado por las tinieblas (cfr. Jn.
3, 19-20). Con estas categorías, el apóstol quiere reflejar las implicancias morales,
que el ser de Dios, impone al cristiano. Luz y tiniebla, verdad y mentira, bondad y
maldad, gracia y pecado, son incompatibles en una persona. Aplicado a la vida
cristiana, significa, que la comunión con Dios exige ser consciente de las
implicancias personales que conlleva dicha unión. Quien vive en las tinieblas,
miente, si dice que está unido a Dios. ¿Cómo obrar en la verdad, sin romper con el
pecado? Se trata de hacer la voluntad de Dios, romper con el pecado, para hacer
vivir lo manifestado por Cristo (cfr. Jn. 3, 21). ¿Quién nos garantiza que el pecado,
no rompa esta unión, en aquel que quiere vivir en la luz? Sólo la sangre de Cristo,
nos purifica de todo pecado, de toda injusticia (vv. 7 y 9). El hombre, experimenta
sólo su impotencia frente al pecado, la liberación, viene dada por Dios que fortalece
la comunión con Jesús. Tener conciencia del propio pecado, es andar en la verdad,
esta es la condición que Dios exige, para derramar su gracia sobre el cristiano
arrepentido; sólo así se entiende, que Dios sea justo y fiel. Por esa fidelidad a la
Alianza, su Hijo derramó su sangre por el pecador. Si el cristiano peca, la Iglesia
peca, pero cree firmemente en el perdón de sus pecados; por la acción que Dios
realiza en Cristo Jesús, por esa sangre preciosa derramada en el altar de la Cruz,
para la salvación del mundo entero. Si la comunión se ve rota por el pecado,
tenemos en Jesucristo, nuestro abogado ante Dios y, más aún, es nuestra
expiación ante el Padre, nuestro Padre.
b.- Mt. 2, 13-18: Herodes mandó matar a todos los niños de Belén
Hoy tenemos testimonio de los Santos Niños Inocentes de Belén. Este relato quiere
ser un complemento de los dos anteriores: la adoración de los Magos, y la huida a
Egipto de la Sagrada Familia (cfr. Mt. 2, 1-12; 13-15). Herodes quiere matar al
Niño, pero el rey que se cree astuto, es burlado por Dios, llamando a su Hijo a
Egipto, entonces su reacción es de ira es brutal y feroz: manda matar a todos los
niños varones, inocentes, con menos de dos años de vida nacidos por esas fechas
en su reino. Pasaron de los brazos maternos, a los de Dios Padre, cortejo
inmaculado, que acompaña al Cordero Inocente de Dios, en la gloria eterna del
cielo (cfr. Ap. 14,4-5). Estas víctimas inocentes, nos refieren a Jesucristo, Cordero
sin mancha, que quita el pecado del mundo, desde su muerte en Cruz y
Resurrección (cfr.Jn.1, 29). La huida a Egipto, de la Sagrada Familia de Nazaret, es
el inicio de una interminable huida de exiliados, de todos los tiempos. Mateo, piensa
en el Israel en Egipto, cuando faraón, que por el miedo al vigor y crecimiento de los
israelitas, mandó matar a los niños varones, encargo que debían cumplir las
comadronas, pero al eludirla, pudo reservarse Yahvé a Moisés el libertador; lo
mismo ahora Jesús, el Mesías, se libre del derramamiento de sangre en Belén.
Mateo hace referencia a Raquel que llora a sus hijos que está en Ramá, al norte de
Jerusalén y no a Belén que se encuentra al sur, porque las lamentaciones son las
mismas. Mientras Raquel lloraba a sus hijos, antepasada de las tribus de Benjamín
y Efraím, desterrados en Asiria. La desolación de la ciudad, está también en su
alma (cfr. Jr. 31, 15; 2Re 17,5; 18,9ss; Gn.35, 19ss; 48,7). Es el dolor de Israel,
desgracia nacional, por su desobediencia a Yahvé, causa de su lamento. De la
misma índole es el dolor de las madres de Belén por la pérdida de sus hijos, sino
que además revela la misma desobediencia de Israel a los designios divinos, porque
el crimen que se comete es perpetrado por el rey de Israel. El testimonio de los
cristianos, jerarquía y fieles, a muchos es no sólo incomodo, sino irresistible y la
persecución, es una forma de acabar con ellos. En la Iglesia primitiva, en la que se
quiso eliminar a los seguidores de Jesús, resultado fue la muerte de los primeros
mártires de la fe cristiana (cfr. 2Tim. 3,12). También nos recuerdan muchas
víctimas inocentes, que mueren por diversas razones hoy: hambre, injusticia,
abortos, terrorismo, etc. La persecución, la Iglesia la conoce desde sus inicios, por
eso la fuerza del Espíritu, la sostiene hoy, y siempre, aunque sean tiempos de
tribulaciones.
La Santa Madre Teresa desde pequeña deseó ser mártir a manos de los moros y
con su hermano menor organizó el viaje para morir por Cristo (cfr. Vida 1,4). La
Orden del Carmelo a lo largo de su historia ha conocido el martirio de muchos de
sus hijos e hijas, frailes, monjas y laicos, hasta el día de hoy. Ese Niño Jesús
terminará dando la vida por todos nosotros: “Es para alabar a Dios mucho los
millares de almas que convertían los mártires” (5 M 4,6).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD