Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José
Pautas para la homilía
Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno
La liturgia eucarística de este domingo nos invita a celebrar y vivir un misterio
entrañable de Jesucristo, que vivió en el seno de una familia sencilla, obrera, y
quiso ser modelo del ni￱o, adolescente y joven, “como uno de tantos”.
No se inventó nada. En el Antiguo Testamento ya encontramos, concretamente en
el libro del Eclesiástico, cuál ha de ser la conducta de los hijos para con sus padres,
que merecen cariño, respeto y ayuda, porque son los medios de que se sirve Dios
para comunicarnos la vida humana. Dios cuida de recompensar esa piedad filial: “El
que respeta a su padre tendrá larga vida. Al que honra a su madre, el Señor le
escucha”. Porque ese honor y ayuda son manifestaci￳n del temor del Se￱or.
S. Pablo da un paso más y, con detalle, va señalando las virtudes que adornan la
vida familiar: Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos; y éstos que
amen a sus esposas, sin dominarlas. Hijos, obedeced a vuestros
El Evangelio, que este año es de S. Mateo, nos presenta la huida a Egipto padres en
todo, han de cuidar de vosotros sin imposición. Que todos los miembros de la
familia se ejerciten en la entrañable misericordia, en la bondad, comprensión y
perdón. Y, sobre todo, en el amor. Y eso en un marco de alabanza a Dios, y
gratitud por sus dones.. Podemos interpretar este hecho como un dato de la
Historia de la Salvación. Este Evangelio tiene siempre sumo interés en destacar que
Jesús es el Mesías prometido en los profetas, y así cuida de apuntar que Oseas
había dicho: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Y luego añade que se
estableció en Nazaret, porque los profetas dijeron «que se llamaría Nazareno.»
¿Y qué hemos de aprender hoy nosotros de este Evangelio? Que hemos de aceptar
y permanecer en una actitud de “marcha”, de éxodo hacia la Patria. Siempre
atentos a la voz del Padre, que nos marca el camino: es nuestra respuesta de fe.
Pero sin olvidar un detalle: que la cruz, la renuncia, nos acompa￱an; o si no… ¿qué
pensamos que es un destierro?
La Iglesia nos propone a la Sagrada Familia, Jesús, María y José como modelo de
familia cristiana. Y eso, en cuanto a sus valores fundamentales, sobre todo el amor,
que tiene múltiples manifestaciones: respeto, fidelidad, entrega, acogida,
obediencia, servicio, compasión y perdón.
Se dice que hoy la familia está “en crisis”. No será en cuanto a instituci￳n, como
célula de la sociedad, sino como modelo, que, como todo lo que se sustenta en una
cultura, está sometido a un proceso; lo que importa es valorar lo nuevo y lo que ya
pasó. Porque en el modelo antiguo, sobresalía la autoridad, que aseguraba la
sumisión y total dependencia, con el riesgo de anular la personalidad humana. Hoy
se destaca más el compañerismo, la amistad, el diálogo, la corresponsabilidad.
Todo lo cual es mucho más positivo y abierto, pero también exige un amor
auténtico, que será quien resuelva los problemas que genere la convivencia.
Atención al egoísmo, la competencia y la violencia; y cultivar la solidaridad y el
servicio en gratuidad. Y solo un reclamo: hacer de la familia una “iglesia doméstica”
donde se pueda dar la transmisión de la fe y se cultiven las virtudes cristianas, a
imitación de la Sagrada Familia de Nazaret.
Nuestro Dios es también familia: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es una comunidad de
amor. Intentemos imitar ese amor recibido como donación; para ello, contamos con
el recurso a la oración, porque no podremos vivirlo sino como un Don de Dios. ¡Pidámoslo!
Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM.
Dominicas
Palencia
Con permiso de: dominicos.org