Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Navidad
30 de Diciembre
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre
* Alégrese el cielo, goce la tierra. * Hablaba del niño a todos los que aguardaban la
liberación de Jerusalén
1Juan 2,12-17:
Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre.
Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo,
jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al
Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os
repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y
que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.
Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el
mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-
, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus
pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Salmo 95:
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, / aclamad la gloria y el poder del Señor,
/ aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas, / postraos ante el Señor en el atrio
sagrado, / tiemble en su presencia la tierra toda. R.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey, / él afianzó el orbe, y no se moverá; / él
gobierna a los pueblos rectamente." R.
Lucas 2,36-40:
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era
una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda
hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios
con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y
hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea,
a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de
sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba .
Homilía
Temas de las lecturas: El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre
* Alégrese el cielo, goce la tierra. * Hablaba del niño a todos los que aguardaban la
liberación de Jerusalén
1. Por qué escribe el apóstol
1.1 La construcción del breve pasaje que hemos escuchado en la primera lectura de
hoy no deja de tener su interés. El apóstol escribe pero no lanzando al vacío sus
palabras. Tiene en mente a sus destinatarios; probablemente desfilan rostros
concretos ante sus ojos mientras se esfuerza en dar el sentido propio a su mensaje.
1.2 La redacción de cada "dedicatoria" es semejante: "Les escribo a ustedes...
porque... " Y la razón es siempre una obra que Dios ha hecho. Meditemos un
instante en esto. ¿Qué significa algo como: "te escribo porque conoces al que es
desde el principio"? ¿Es un modo de recordar las bases, para seguir levantando el
edificio espiritual? ¿Es una advertencia velada de lo que puede estar en peligro? ¿Es
un modo discreto de indicar que existe un lenguaje común? ¿El apóstol está
diciendo que escribe a cada uno de esos grupos de la comunidad para atraer la
atención de todos, para recordar la obra que ha visto que Dios hizo en cada uno de
esos grupos, o para sugerir las diversas relaciones que han de permanecer en el
seno de la comunidad cristiana?
1.3 Probablemente nunca tengamos respuesta plena a estos interrogantes, pero es
bueno plantearlos para percibir la hondura de la Palabra. El asunto resulta más
intrigante por el hecho de que estas dedicatorias no se encuentran al principio de la
carta sino ya en lo que para nosotros es el capítulo segundo.
1.4 Algo interesante es que, aunque el apóstol mencione con nombres y
características más o menos propias a estos destinatarios, en realidad no tiene
palabras distintas para unos u otros. Los destinatarios son distintos pero el mensaje
es el mismo. Quizá sea esta la clave: aunque cada uno necesita una razón
particular para escuchar, no necesita escuchar un mensaje distinto, sino aquel que
hace bien a todos, pues así es el Evangelio: único y sin embargo distinto en cada
oído y cada corazón. O como la lluvia, que siendo única produce tan distintos
frutos, según aquella imagen de san Basilio.
2. Pasar o permanecer
2.1 El apóstol Juan nos invita hoy a hacer una elección: pasar o permanecer.
2.2 Lo propio del mundo es la volatilidad. El mundo no es firme. Sus motores son,
según san Juan, los apetitos desordenados, la codicia y el afán de riquezas. El texto
viene de 1 Jn 2,16. Otras traducciones: "la concupiscencia de la carne, y la
concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida"; "la pasión de la carne, la
pasión de los ojos y la arrogancia de la vida". En todo caso, semejantes motores
nunca descansan ni conceden verdadera saciedad, y por eso todo lo que aman lo
desechan. Embarcarse en ese amor es someterse a no permanecer.
2.3 En Cristo, Dios nos ha mostrado un amor que permanece. Es este otro un amor
que tiene puerto, porque tiene fuente y término. A medida que el cristiano bebe de
esa fuente y a la vez alcanza el fin propio de su existencia experimenta descanso,
acogida, firmeza.
2.4 La elección entonces es: ¿quieres ser juguete de los vientos o quieres encontrar
ya tu lugar? El infierno es como divagar en el hastío de un mareo que no conduce a
nada; el Cielo es llegar a tu lugar.