II Domingo de Navidad. Ciclo A
Pautas para la homilía
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
“Y acampó entre nosotros”
Para seguir celebrando la Navidad, necesitamos acercarnos desde distintas
perspectivas. Solo así podemos asomarnos al misterio de la divinidad que se torna
humanidad. La propuesta es dedicar algunos minutos a reflexionar y contemplar
una imagen fascinante y poco frecuente de la divinidad. La primera lectura nos
ofrece una comprensión teológica de Dios distinta a otras que hemos conocido en
este tiempo de Adviento y de Navidad. No es “Se￱or”, ni tan s￳lo es “Dios Padre”.
Tampoco es solamente el Hijo que “nos ha nacido, que se nos ha dado”. Dios hoy
es la Divina Sabiduría, y de ella, Ben Sirá nos explica varias cosas interesantes:
- Es comunicaci￳n: “abre la boca en la asamblea”. Es presencia que se vuelve
conocimiento, comprensión de la realidad y a la vez, también desea ser transmitida
a todos los que escuchan.
- Es espacio que permite la vida. Su presencia en medio de la humanidad crea una
“morada”, es decir, hace posible que la vida se desarrolle.
- “Echa raíces”: se alimenta de nuestra historia y la riega para que podamos
comprender su divinidad, abrir nuestro entendimiento e ir más allá de todas
nuestra fronteras existenciales, psicológicas, culturales o económicas.
No es difícil que al descubrir los trazos que se nos presentan sobre la Sabiduría
podamos asimilarla al Niño nacido y cuya venida celebramos en estos días,
¿verdad? Es sencillo pensar que en el movimiento de la Navidad Dios se comunica,
“echa raíces”, “pone su tienda”, hace estallar nuestra visi￳n estrecha de la realidad
y se hace humanidad para que nosotros/as podamos divinizarnos. Se trata de un
movimiento continuo, constante, iniciado ya y que, al mismo tiempo, se orienta
hacia un futuro posible más amplio.
“Capaces de ser hijos e hijas de Dios”
Y siguiendo este movimiento de la Navidad, que hace a la Sabiduría más humana,
hemos de comprender y emprender también un camino para hacernos más
amables de ese conocimiento. Se trata de buscar, de estar atentos a aquello que
nos hace a cada uno hijos/as bendecidos/as y, por tanto, hermanos y hermanas.
Requiere un esfuerzo, salir de nuestras zonas de confort, ir más allá de lo cotidiano
o de simplemente de lo que se esperaba de nosotros/as. Pero, para ello contamos
con su Sabiduría que es creativa, alienta y siempre nos empuja a ir más allá. La
Sabiduría es bendición y se manifiesta en medio de la historia, gracias a la
presencia del Espíritu, cuando tomamos partido en ella.
Por eso, porque ya que hemos sido “sellados por el Espíritu”, somos quienes
debemos actuar y conectar nuestras búsquedas personales, sociales y eclesiales,
con aquellas situaciones en las que la racionalidad no va de la mano de la justicia,
en dónde la toma de decisiones no fortalece la democracia o dónde medidas
represivas pretenden acallar las libertades sociales. Es tiempo de buscar sabidurías,
de crear espacios para la diversidad y promover resistencias no violentas, de otros
modos de aprendizaje, de sintonizar nuestras inteligencias en clave de su sabiduría.
“La vida era la luz de la humanidad”
El texto de Juan, como todo su Evangelio, nos resulta, a la vez, llamativo y
enigmático. No produjo una recopilación de los acontecimientos de la vida de Jesús;
igual que esta introducción, tampoco es un relato de su infancia. Pero desde otro
estilo literario y otra perspectiva teológica nos acerca al inicio de la vida de Jesús y
su vocación en nuestra tierra.
Palabra, vida y luz son los sinónimos con los que el evangelista se refiere a Jesús
en este pr￳logo. Él es la vida, “la luz de la humanidad”. La palabra crea y recrea lo
que nombra. Al nombrar la realidad, crea espacio y posibilidad. Además, Vida y Luz
son los antónimos de muerte y oscuridad. El mundo judío utiliza un conocimiento
estereométrico, es decir, que para describir necesitaba oponer dos contrarios: luz-
oscuridad; conocimiento-muerte; vino-pero no lo recibieron. Al hacer esas
oposiciones es como si el evangelista creara un espacio en medio del cual surgen
todas las posibilidades para la libertad humana.
Seguimos con la Luz. Se trata de una luz que distingue, en oposición a la oscuridad,
a lo que no se distingue, a lo que es igual, monocromático, porque el negro no
permite distinguir otros colores. La oscuridad mata, no permite diversidad y la vida
es lo diferente, lo distinto, lo que siempre se reinventa. En estos tiempos sombríos,
en los que surgen situaciones y realidades que quieren pintarnos y colorear todo lo
que nos rodea de gris; en el que “hombres de negro” guiados por valores
neoliberales deciden sobre nuestras existencias, se hace necesario que
recuperemos la Vida que trae la Luz, la diversidad que aporta el color para sacar a
las personas de tantas sombras de muerte que acechan sus vidas.
Y al fin, el texto nos recuerda también que la Luz-Sabiduría Divina-Espíritu YA
habitan, preñan e inundan el mundo para que nosotros y nosotras seamos
humanidad amable. El Espíritu (La Ruah) y la Sabiduría de Dios son dos imágenes
próximas. Y ambas apelan a nuestra respuesta. Se presentan ante nosotros como
queriendo decir: “todo está dispuesto”.
La Sabiduría ha llegado a nuestra presencia, el Espíritu mora en nosotros mismos;
pero, ¿qué vamos a ser capaces de hacer con todo esto, cómo vamos a responder?
¿Estamos dispuestos y dispuestas a actuar y reducir la falta de confianza en
nuestras posibilidades? ¿Vamos de una vez por todas a luchar contra el
individualismo, el conformismo, el cerrar los ojos? ¿Hemos decidido poner manos a
la obra y ayudar a dar luz a la Vida en la humanidad?
Predicadores de la Sabiduría
Para la Familia Dominicana es especialmente significativa esta Divina Sabiduría que
hemos conocido a partir de la Teología Feminista. Es una poderosa imagen de la
divinidad que nos “afecta”, porque como “predicadores y predicadoras de la
Verdad” estamos llamados/as a buscar sentido a un mundo que a veces parece no
tenerlo. El dolor, la angustia, el sufrimiento de tantas personas parece que oculta
una Vida que puede y que debe ser de otro modo. Nuestra Familia ha de
aprehender esta sabiduría y acostumbrar su mirada a encontrarla, allá donde se
encuentre.
Nuestro hermano Felicísimo Martínez ha hecho popular la expresi￳n: “espiritualidad
de ojos abiertos”. En la línea de la predicaci￳n de hoy podemos decir que esta
espiritualidad nos hace abrirnos a otras comprensiones que nos permiten
comprometernos con nuevos sentidos y ofrecer así una predicaci￳n “graciosa” o de
la Gracia.
Doña Olivia Pérez Reyes
CPJA-El Levantazo-Valencia
Con permiso de: dominicos.org