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Día litúrgico: 30 de Diciembre (Día sexto de la octava de Navidad)
Texto del Evangelio ( Lc 2,36-40): Había también una profetisa, Ana, hija de
Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido
siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no
se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como
se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los
que esperaban la redención de Jerusalén (...).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La Presentación del Señor en el Templo. La profetisa Ana
Hoy, según la ley mosaica, María y José llevan al niño Jesús al Templo de Jerusalén
para ofrecerlo al Señor. Simeón y Ana, inspirados por Dios, reconocen en aquel
Niño al Mesías tan esperado y profetizan sobre él.
Ana es "profetisa", mujer sabia y piadosa, que interpreta el sentido profundo de los
acontecimientos históricos y del mensaje de Dios encerrado en ellos. Por eso puede
alabar a Dios y hablar del Niño a todos los que aguardaban la liberación de
Jerusalén. Su larga viudez, dedicada al culto en el Templo, su fidelidad a los ayunos
semanales y su participación en la espera de todos los que anhelaban el rescate de
Israel concluyen en el encuentro con el niño Jesús.
—Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero
Cordero que quita el pecado del mundo; lo pone en manos de Simeón y Ana como
anuncio de redención; lo presenta a todos como luz para avanzar por el camino
seguro de la verdad y del amor.
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