Ciclo A: Solemnidad. Epifanía del Señor.
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos y amigas
Digamos de partida que lo más importante del relato de Mateo sobre los Reyes
Magos (Mt 2, 1-12), es que Jesús fue es dado a conocer al mundo entero. Lo
llamamos la epifanía de Jesús, que incluye dos momentos. En el primero, el Padre
Dios manifiesta o revela a los pueblos no judíos que su Hijo, el Mesías, ya ha
nacido. En el segundo, algunos de estos pueblos, representados por los Magos,
aceptan con fe la manifestación y van en su busca, para adorarlo. Ciertamente, el
relato contiene otras muchas cosas y muy llamativas: la estrella que aparece y
desaparece, el encuentro desigual con el rey Herodes en Jerusalem, los regalos que
le dan a Jesús… Los magos mismos, que encienden nuestra fantasía y los
convertimos en reyes y les damos nombres y colores de raza… Pero nada de todo
esto es tan importante como la epifanía que representan, ni si quiera su adoración
al Ni￱o, al aceptarlo como Dios…
Conociendo el prop￳sito y el estilo de Mateo como evangelista, su relato de “los
reyes magos” tiene un doble objetivo: 1. Hacer ver que Jesús es el Mesías
prometido, pues en Él se cumple cuanto los profetas anunciaron sobre los gentiles
peregrinando a Jerusalem (Is. 60.6; Sal 72, 10+); y 2. Hacer ver que Dios ha
traspasado a la Iglesia, mayoritariamente gentil -(no judía)- , su bendición y los
privilegios del Israel histórico. ¡Qué contraste entre el rey y los sabios de Jerusalem
que desconocen (y se opondrán) al Ni￱o Dios, y los “reyes magos”, supuestamente
paganos, que vienen desde tan lejos para adorarlo! ¡La venida de Jesús lo ha
subvertido todo! Es con este propósito que Mateo elabora su relato, en gran parte
simbólico, pero basado en la realidad de las tradiciones recibidas.
Veamos algunas de las conclusiones y consecuencias de todo esto:
1. Que el llamado de Dios a la fe en Cristo es gratuito y universal. La iniciativa a
buscarlo y a estar con Él viene de Dios. Es gracia suya en todo momento.
Ciertamente, Dios hizo un pacto especial con el pueblo de Israel con vistas a
que de él naciera el Mesías, pero sin excluir de sus promesas (Ge. 3,15) a los
demás pueblos, incluidos los indoamericanos, que a su manera vivieron y
cultivaron la esperanza de un salvador (semina Verbi). El acontecimiento de
los Reyes Magos avala del modo más elocuente el Plan Salvador de Dios para
todos los pueblos.
2. Que “los Magos” fueron los primeros no judíos que recibieron el regalo de la
fe en JesuCristo hasta adorarlo. Fueran ellos quienes fueran, representaban a
sus pueblos de origen y, de algún modo, a todos los no judíos, incluidos
nosotros. Por eso la Fiesta de “los Reyes Magos” es la fiesta de la fe y del
nuevo Pueblo de Dios. El Día en que nace la nueva Iglesia de Jesucristo
católica (universal) y misionera.
3. Que la fe en Jesucristo, que es un regalo de Dios, exige de nuestra parte
acogerla activamente, hacerla crecer con la oración y la práctica de las
buenas obras, convertirla en encuentro personal de adoración y donación al
Señor, transmitirla y hacerla misionera. Con otras palabras, son las mismas
cosas que hicieron los Reyes Magos en su itinerario de fe hasta la cuna de
Belén: acogieron la fe (por la estrella), se pusieron en camino, buscaron
incansablemente, encontraron a Jesús, lo adoraron y ofrecieron regalos.
Luego, regresaron a los suyos convertidos y hechos misioneros, como nuevas
estrellas de Belén para los demás…
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)