El amado
Todo ser humano busca un cobijo donde abrigar su corazón para calentarlo y darle
fuego, ritmo y pasión. Somos en la medida del amor. Si somos amados la vida tiene
sentido y hay crecimiento y madurez. Si mis padres me aman, también me amo. Si me
amo, amo a los demás y si amo a los demás, entonces, hay razones para vivir. Se abre
un horizonte infinito donde ser humano es igual a amar.
Jesús viene a la tierra a hablarnos de amor. Y lo va haciendo en una caminada
pedagógica inédita hasta entonces. Nos abre los ojos a la belleza como invitándonos al
asombro y permitiendo abrir el corazón a la luz, a la verdad, al silencio, a la
contemplación que son los signos propios del amor. Y busca la altura donde el diálogo
se hace eco de lo infinito, donde el amor se fragua en el silencio.
Allí en el Tabor se ha escuchado la palabra que decide y define la identidad del ser
humano: Tú eres “El amado”. Sentirme amado es el principio y la plenitud de la vida:
Vida nueva, vida en el espíritu. Es lo que Jesús ha venido a traernos y en abundancia.
Pero es tal el resplandor de esta verdad que los Apóstoles quedan deslumbrados y
apenas entienden como en un sorbo el inicio maravilloso de este acontecimiento.
Los Apóstoles ven y escuchan. Es el encuentro de los dos Testamentos. Escuchar es la
palabra clave del primer Testamento. Ver es la conversión en realidad de todo lo
escuchado. Jesús es esa Palabra escuchada, vista, asimilada, contemplada. Por eso,
después de verla, el Padre dice: “Escúchenla”. En esa Palabra se realiza la elección
amorosa que Dios hace de Ti como “el Amado”.
Cochabamba 12.01.14
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com