EVANGELIO DEL DIA
Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
martes 14 Enero 2014
Martes de la primera semana del tiempo ordinario
Primer Libro de Samuel 1,9-20.
Después que comieron y bebieron en Silo, Ana se levantó. Mientras tanto, el
sacerdote Elí estaba sentado en su silla a la puerta del Templo del Señor.
Entonces Ana, con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró
desconsoladamente.
Luego hizo este voto: "Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y
te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo lo
entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza".
Mientras ella prolongaba su oración delante del Señor, Elí miraba atentamente su
boca.
Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz. Elí pensó
que estaba ebria,
y le dijo: "¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Ve a que se te pase el efecto
del vino!".
Ana respondió: "No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido
vino ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor.
No tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta
ahora, ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor".
"Vete en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le has
pedido".
Ana le dijo entonces: "¡Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor!". Luego
la mujer se fue por su camino, comió algo y cambió de semblante.
A la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del
Señor; luego regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se unió a su esposa Ana, y el
Señor se acordó de ella.
Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de
Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor".
Primer Libro de Samuel 2,1.4-5.6-7.8abcd.
Mi corazón se regocija en el Señor,
tengo la frente erguida gracias a mi Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque tu salvación me ha llenado de alegría.
El arco de los valientes se ha quebrado,
y los vacilantes se ciñen de vigor;
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y los hambrientos dejan de fatigarse;
la mujer estéril da a luz siete veces,
y la madre de muchos hijos se marchita.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el Abismo y levanta de él.
El Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla y también enaltece.
El levanta del polvo al desvalido
y alza al pobre de la miseria,
para hacerlos sentar con los príncipes
y darles en herencia un trono de gloria;
porque del Señor son las columnas de la tierra
y sobre ellas afianzó el mundo.
Evangelio según San Marcos 1,21-28.
Entraron en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y
comenzó a enseñar.
Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien
tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a
gritar:
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros?
Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".
El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese
hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto?
¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus
impuros, y estos le obedecen!".
Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Comentario del Evangelio por :
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al Evangelio de Lucas, 4, 57; SC 45 (trad. SC p. 174)
“El sábado… enseñaba como un hombre que tiene autoridad”
Es un día de sábado cuando el Señor Jesús comienza a realizar curaciones, para
significar que la nueva creación comienza donde lo antiguo se había parado, y
también para señalar desde el principio, que el Hijo de Dios no está sometido a la
Ley sino que es superior a la Ley, que no destruye la Ley sino que le da plenitud
(Mt 5,17). El mundo fue creado por el Verbo, no por la Ley, como lo leemos: "por la
Palabra del Señor los cielos han sido hechos" (Sal. 32,6). La Ley pues no es
destruida sino llevada a la plenitud, con el fin de renovar al hombre caído. Por eso
el apóstol Pablo dice: "Liberaos del hombre viejo; revestíos del hombre nuevo, que
ha sido creado según Cristo" (Col.3, 9s).
Por eso, es justo que el Señor comience a realizar sus obras en sábado, para
mostrar que es el Creador…, continuando la obra que Él mismo había comenzado
antaño. Como el obrero que está a punto de reparar una casa, comienza, no por los
cimientos sino por el tejado; comienza a demoler lo que está arruinado… Liberando
al poseso, comienza por lo menor para llegar a lo más grande: hasta hombres
pueden librar del demonio - por la palabra de Dios, es verdad – pero ordenar a los
muertos que resuciten, pertenece sólo al poder de Dios.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”