IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Jueves
Lecturas bíblicas
a.- 1Re.2,1-4.10-12: Muerte de David.
b.- Mc. 6,7-13: Misión de los Doce.
En este evangelio, Jesús da consejos a los discípulos para que empiecen su tarea
evangelizadora; los llamó para que estuvieran con ÉL y enviarlos a predicar, con el
poder de expulsar los demonios. No se menciona la predicación de la conversión,
aunque suponga (v.7), los envía a convivir con todo tipo de personas, no sólo
judías, si el evangelista no lo menciona al comienzo del relato podemos pensar que
quizás no estarían todavía suficientemente preparados para predicar, les faltan
mayor conocimiento de Cristo y su misterio. Jesús enseña en Galilea, pero quiere
llegar más allá, extender su actividad. Sin embargo, Jesús envía a sus discípulos de
dos en dos, para que sean sus testigos, su testimonio concorde confirma la
predicación, la palabra de Dios. Sólo podrán llevar un bastón y las sandalias, lo
imprescindible para los largos caminos. Se les invita a una gran confianza en el
Padre que los protegerá y hacer notar que lo único importante es la cercanía de
Dios. Los consejos que da Jesús mantienen su vigencia, porque lo que le interesa es
que se mantenga el espíritu de simplicidad y sobriedad. Los discípulos deben
renunciar a todo lo superfluo: a las provisiones, el dinero, el doble vestido, etc. Los
que reciban el mensaje deben sostenerlos, porque lo principal es la predicación del
evangelio a los pobres y enfermos, aunque se requiera fe y conversión (cfr.
Mt.10,10; Lc.10,7; 1 Cor.9,14). Si son rechazados serán testigos en contra de
aquellos que no quisieron oír su voz (v.11). Si se da el rechazo a este mensaje,
ellos se convierten en mensajeros y testigos en el contra los adversarios el día del
Juicio. Son enviados con toda la fuerza de Jesús, con su misma dignidad. La
salvación está en medio de ellos, el reino de Dios ha llegado, y los signos son
evidentes. Hacen los mismos gestos que Jesús, exigiendo la conversión y la fe
inicial necesaria (cfr. Mc. 1, 15; 1, 29. 39; 6,2; 3,23-27). El evangelista, en el
sumario final, nos dice que ejercieron la función para la que fueron elegidos, han
convivido con ÉL, ahora les corresponde compartir su tarea evangelizadora y su
poder. Los Doce, representan a las tribus de Israel, porque Jesús lo quiso así y
llamar a Israel a la conversión y ofrecerles la salvación por medio de obras:
expulsar demonios, curaciones de enfermos. La unción con aceite, como imponer
las manos, era una expresión externa de la curación de los enfermos, insistiendo en
la salvación que viene de Dios. Sin saber el resultado de la misión, Marcos extiende
la mirada más allá de lo inmediato, es decir, en la misión de la Iglesia primitiva
para resaltar la fuerza del Evangelio y animar a los misioneros con esta inicial
excursión en la vida y corazón de los hombres. La salvación de Dios es eficaz y su
fuerza irresistible, sólo pide a los que aceptan la palabra de gracia del evangelio,
vivirla en obediencia a la fe.
Teresa de Jesús, enseña que antes de la misión, el evangelista nos ha dicho que los
llamó para estar con ÉL (Mc. 3, 14), es decir, dejarse enseñar por el Maestro en lo
interior de alma, abierto el oído para escuchar. “Nunca el maestro está tan lejos del
discípulo, que sea menester dar voces” (CV 24,5).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD