V Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Lecturas bíblicas
a.- 1Re. 8,1-7.9-13: Traslado del Arca dela alianza.
b.- Mc. 6, 53-56: Curaciones en Genesaret.
Este breve pasaje, sumario propio de Marcos, no añade nada nuevo, sin embargo,
esconde secretos muy humanos, donde lo divino baña todo de nueva luz. Siguen
las muchedumbres acudiendo a donde Jesús se encuentra, los enfermos quieren
tocarle, porque emana de ÉL una fuerza curativa (vv.54-55;cfr. Mc.3,10;5,28.30).
Él acepta la fe, de hombres y mujeres, que lo buscan como fuente de salud. Cual
peregrino del reino de Dios, Médico divino, Jesús recorre pueblos y ciudades, donde
sus únicos compañeros son el silencio y el poder curador que sale de su cuerpo y
manos. La gente comprende que el mensaje del Evangelio, no es una idea, o una
quimera, sino Alguien, una persona y su poder los sana de sus enfermedades.
Después de las grandes manifestaciones, como la multiplicación de los panes y el
caminar sobre las aguas, el evangelista, muestra a Jesús tranquilo y a la
expectativa; el pueblo lo busca, como Salvador y taumaturgo, sin que alumbre
necesariamente todavía la fe. Se pasa de la visión nocturna de Jesús caminando
sobre las aguas, a la actividad en medio del pueblo de Galilea (cfr. Mc.6, 45-52).
Sin embargo, los entendidos señalan un alejamiento interior de Jesús respecto del
pueblo, particularmente en su actividad, en estas tierras de Genesaret, Galilea,
para ir a tierras más lejana (cfr. Mc.7, 24). Lo buscaban para tocarlo, gesto muy
humano, pero que el cristiano comprende con un sentido mejor que los galileos:
creer en ÉL como Mesías prometido, enviado de Dios, inaugurador del reino de Dios
con sus palabras y obras, en definitiva como Hijo de Dios. Marcos, deja constancia
que Jesús, es un hombre divino, del que emanan fuerza curativas, sanadoras.
También había curanderos helenistas, en cambio, Jesús aparece como el Médico de
pobres y enfermos, pero luego de la multiplicación de los panes y de andar sobre
las aguas, el cristiano, lo descubre como un ser superior a cualquier curandero. Su
poder tiene su origen en Dios mismo, en su filiación divina. Llama la atención desde
el comienzo de este relato, que la iniciativa es de la gente, no de Jesús, que le
lleva los enfermos donde ÉL va. Les permite tocar su manto, pero Marcos, no
señala que fueran sanados, sino salvados, con lo cual se entiende que el pueblo sin
haber visto a Jesús caminar sobre las aguas, lo ve como un ser divino. El tocar su
manto vendría a significar, que su sanación va más allá de lo físico, alcanza
también su espíritu. Hoy nosotros tocamos a Jesús con la fe, pues creemos en ÉL,
con lo es para nosotros Sacramento de encuentro con Dios, su Padre.
La S. Madre Teresa de Jesús, nos muestra otra forma de acercarnos a Jesús, que
encontramos en los Sacramentos, lo experimentó así: “¡Oh Jesús mío!, ¡qué es ver
un alma que ha llegado aquí, caída en un pecado, cuando Vos por vuestra
misericordia la tornáis a dar la mano y la levantáis! ¡Cómo conoce la multitud de
vuestras grandezas y misericordias y su miseria! Aquí es el deshacerse de veras y
conocer vuestras grandezas; aquí el no osar alzar los ojos; aquí es el levantarlos
para conocer lo que os debe; … aquí es el parecer que todo le viene ancho lo que le
dais, porque ve no merece la tierra que pisa; el acudir a los Sacramentos; la fe viva
que aquí le queda de ver la virtud que Dios en ello puso; el alabaros porque
dejasteis tal medicina y ungüento para nuestras llagas, que no las sobresanan, sino
que del todo las quitan. ¿Y quién, Señor de mi alma, no se ha de espantar de
misericordia tan grande y merced tan crecida, a traición tan fea y abominable?; que
no sé cómo no se me parte el corazón cuando esto escribo, porque soy ruin” (V 19,
5).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD