V Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
Lecturas bíblicas
a.- 1Re.8, 22-23.27-30: Oración personal de Salomón.
b.- Mc. 7, 1-13: Dejáis a un lado los mandamientos de Dios, por conservar
vuestras tradiciones.
Este evangelio está centrado en el tema de las tradiciones judías, específicamente
en el tema, de lavarse las manos antes de comer (vv.1-7), y la ley del korbán
(vv.8-13). Jesús se encuentra en territorio de Galilea. Los fariseos y escribas
venidos de Jerusalén, pretenden enfrentar a Jesús y que responda por la ruptura
con la tradición que está generando con sus actitudes. La referencia a las
tradiciones judías, habla a las claras, de que sí practicaban los judíos estas
costumbres, añadidas a los mandamientos por los maestros de la ley y los fariseos.
Dichas tradiciones llegaron a equipararse a la ley mosaica y eran una carga
insoportable para el pueblo, quienes no las observaban eran considerados
trasgresores (cfr. Jn.7,49; Mt.23,23). Las prácticas aludidas, obligaban a los
sacerdotes en el templo, pero los fariseos las querían extender a todo el pueblo,
preparando así un pueblo santo y sacerdotal para Dios. Buscaban la pureza del
corazón, pero sólo miran lo exterior del hombre, y no desde su voluntad y el
corazón, lo que convierte a la religión en algo insignificante, o al menos dichas
prácticas. Independiente de la actitud del corazón, y de la recta intención, el
hombre, según esta interpretación, efectivamente puede encontrarse al margen de
Dios. La respuesta de Jesús es un texto de Isaías que los retrata de cuerpo entero,
una verdadera denuncia: honran a Dios con los labios (cfr. Is. 29,13). Jesús no
condena el culto, sino el servicio litúrgico sin el correspondiente sentimiento, la
estrechez ritualista, que posterga la voluntad de Dios, colocando las tradiciones y
prescripciones por encima de ella. En un segundo momento, Jesús pone el caso en
que un precepto humano, quebranta un precepto divino: el hijo declara ofrenda al
templo, lo que debía ser ayuda para sus padres, olvida el mandamiento de honrar
padre y madre (cfr. Ex. 20, 12; Dt. 5,16), por el voto del korbán. Con lo cual, todos
los bienes pasaban al templo y quedaba liberado de toda obligación con sus padres,
pero, el que profesaba este voto, no tenía obligación, luego de entregar sus bienes
al templo, sino que podía reservárselos para sí. La frase final de Jesús: “Y hacéis
muchas cosas semejantes a ésta” (v.13), es toda un advertencia. Dios no quiere
ser honrado a costa del amor al prójimo, Jesús tiene la convicción que Dios es
Amor, amor al prójimo, con lo cual también es amado (cfr. Mc.1, 22; 12, 23. 30;
16,6-9) Lo que Jesús nos pide verificar la validez y la autenticidad de la pureza del
corazón en nuestras prácticas de piedad.
Santa Teresa de Jesús, enseña que la coherencia interior comienza aceptando a
Jesús como enviado del Padre, Mesías, Hijo de Dios. Teniendo a Jesús sentado en el
trono de nuestro corazón, habiendo desterrado todo lo que lo ofende, podemos
afirmar: “Si queréis ser buen deudo, ésta es la verdadera amistad; si buena amiga,
entended que no lo podéis ser sino por este camino. Ande la verdad en vuestros
corazones como ha de andar por la meditación, y veréis claro el amor que somos
obligadas a tener a los prójimos.” (V 20,4).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD