Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 5, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Llevaron el arca de la alianza al Santísimo, y la nube llenó
el templo * Levántate, Señor, ven a tu mansión. * Los que lo tocaban se ponían
sanos
Textos para este día:
1 Reyes 8,1-7.9-13:
En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel,
a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el arca
de la alianza del Señor desde la ciudad de David, o sea Sión. Todos los israelitas se
congregaron en torno al rey Salomón, en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la
fiesta de las Tiendas. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes
cargaron con el arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la tienda del
encuentro, más los utensilios del culto que había en la tienda. El rey Salomón,
acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el arca, sacrificaba
una cantidad incalculable de ovejas y bueyes.
Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza del Señor a su sitio, al camarín del
templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines
extendían las alas sobre el sitio del arca y cubrían el arca y los varales por encima.
En el arca sólo había las dos tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb,
cuando el Señor pactó con los israelitas, al salir de Egipto. Cuando los sacerdotes
salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían
seguir oficiando, a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo.
Entonces Salomón dijo: "El Señor puso el sol en el cielo, el Señor quiere habitar en
la tiniebla; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre."
Salmo 131:
Oímos que estaba en Efrata, / la encontramos en el Soto de Jaar: / entremos en su
morada, / postrémonos ante el estrado de sus pies. R.
Levántate, Señor, ven a tu mansión, / ven con el arca de tu poder: / que tus
sacerdotes se vistan de gala, / que tus fieles vitoreen. / Por amor a tu siervo David,
/ no niegues audiencia a tu Ungido. R.
Marcos 6, 53-56:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en
Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se
pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba
Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde
llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al
menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
Homilía
Temas de las lecturas: Llevaron el arca de la alianza al Santísimo, y la nube llenó
el templo * Levántate, Señor, ven a tu mansión. * Los que lo tocaban se ponían
sanos
1. "La gloria de Dios llenó el templo"
1.1 La primera lectura nos transporta a un momento culminante de todo el Antiguo
Testamento: la dedicación del templo. El texto de hoy nos presenta los hechos que
se dieron y el de mañana nos contará algo de las palabras que se dijeron, en
particular, la hermosa oración del rey Salomón.
1.2 El pasaje de hoy destaca la grandiosidad del momento: ningún gasto parece
suficiente; todo el pueblo se hace presente; las autoridades y jefes, los sacerdotes
y cabezas de familia: todos se hacen presentes, todos se unen en una voz y un
corazón para adorar a Dios.
1.3 Lo interesante es que en el centro de todo eso están el rey y el sacrificio. Y ahí
tenemos la imagen del cielo: todo poder, todo el pueblo, toda la gloria, y en el
centro el rey y el sacrifico, sólo que esta vez son uno y el mismo: Jesucristo
2. Fuerza de sanación
2.1 Jesús trae de nuevo al mundo la mirada de Dios. De nuevo, a través de los ojos
de Jesús, podemos experimentar que "todo es bueno", que hay una posibilidad de
bien incluso en las cavernas y oquedades de nuestros males y dolores.
2.2 Jesús convoca a los afectados por el mal. Tiene un poderoso atractivo para los
que están mal. Dura cosa para él y para los que quieran estar con él. Bella y buena
cosa para los que quieran encontrarlo.
2.3 ¿Imaginas qué decían aquellos hombres que le reconocieron y que traían a los
enfermos? Sería algo como: "¡Apresúrate, apresúrate! ¡Vamos a llevar a papá
donde ese profeta! No importa el camino, le llevamos entre varios. ¡Vamos, a
prisa!". Y uno piensa: Gracias, Jesús. Por traer una luz a ese pobre paralítico; por
darle lágrimas de gozo al que sólo conocía llanto de amargura; por llenar de cantos
las alcobas que estuvieron repletas de lamentos... ¡Gracias, Señor Jesucristo!