VI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miercoles
a.- St. 1,19-27: Llevad a la práctica la Palabra.
b.- Mc. 8, 22-26: El ciego de Betsaida.
Este milagro está a propósito de la ceguera de los apóstoles respecto a Jesús y
también de los fariseos que piden signos extraordinarios (cfr. Mc. 8, 18). Como con
el sordomudo de la Decápolis, Jesús usa gestos que perecen mágicos, pero no lo
son, usa un lenguaje táctico, lo único comprensible para un ciego (cfr. Mc.7,31ss).
La curación se realiza mediante la imposición de sus manos y saliva sobre los ojos,
remedios eficaces, lo que se verifica en el relato. La intención de Jesús, es que lo
que va a sucederle al ciego sea comprensible para él, y que sea consciente de lo
que le va a pasar. Revela la gravedad del caso y la intención del sanador; era la
virtud curativa de Jesús. Al comienzo el ciego ve poco y confusamente, ya que
confunde a los hombres con árboles que caminan, más tarde ya comienza a ver
bien (v.24). Dos veces Jesús le impone las manos hasta que se realiza el prodigio.
Finalmente, le manda ir a casa pero no entrar en su aldea, para evitar
malentendidos nacionalistas con aclamaciones respecto a sus curaciones o a su
mesianismo. Jesús, sanaba porque era Hijo de Dios; de ÉL salía una fuerza
sobrenatural (cfr. Mc.5, 30). Son los discípulos, especialmente Pedro, los que deben
comprender a ver a Jesús de Nazaret, y saber Quién es realmente. Esta curación
prepara la profesión de fe de Pedro. Como a este ciego, Jesús nos tendrá que
imponer las manos las veces que sean necesarias, para que aprendamos a ver con
toda claridad; quizá todavía vemos borrosamente, como los Doce, que si bien se
han encontrado con Cristo, ven la realidad, las cosas, pero no captan su sentido y
significado más profundo. La fe ilustradísima es la que hace el milagro de ver la
realidad que nos circunda con el mirar de Cristo Jesús, luz del mundo, pero
necesitamos que sea el Señor de nuestro corazón, mente y voluntad.
Teresa de Jesús considera que es la Humanidad de Cristo la puerta hacia la vida
verdadera la eterna, pero también para conocer a Dios como quiere ser conocido,
humanado y cercano a todo hombre que tiene fe. “Y veo yo claro, y he visto
después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea
por manos de esta Humanidad Sacratísima, en quien dijo su Majestad se deleita”
(Mt. 3, 17)…He visto claro que por esta puerta hemos de entrar si queremos nos
muestre la soberana Majestad grandes secretos” (V 22,6).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD