Viernes 21 de Febrero de 2014
Santoral: Pedro, Damián
Santiago 2,14-24.26 Lo mismo que un cuerpo sin espíritu es un cadáver,
también la fe sin obras
Salmo responsorial: 111 Dichoso quien ama de corazón los mandatos del
Señor.
Marcos 8,34 - 9,1 Tomar la cruz y seguir a Jesús
Y llamando a la gente a que se reuniera con sus discípulos, les dijo: El que quiera
venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me
siga. Porque si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su
vida por mí y por la buena noticia, la salvará. Y luego, ¿de qué le sirve a uno ganar
el mundo entero, si le falta la vida? Pues ¿qué podrá dar para recobrarla? Además,
si uno se avergüenza de mí y de mis palabras entre la gente ésa, idólatra y
pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la
gloria de su Padre.
Pensemos…
Como dice la canción “al pecho llevo una cruz” Todos tenemos o llevamos
una cruz. Nadie la puede evitar. Lo que pasa es que hay muchos, demasiados que
por no saberla llevar se la colocan a otros. Peleamos contra Dios, contra los otros y
contra nosotros mismos. Vivimos en una constante lucha para dejar a un lado la
cruz, olvidando que hay otros que tienen una mayor cruz que la nuestra.
Entonces…
Lo que importa no es tanto el dolor, o la cruz. Lo que sí es importante es la
actitud delante de lo que hace sufrir y lo llamamos como una cruz.
Para Jesús la cruz fue castigo de una situación terrible como humillación a
un inocente. Castigo para los esclavos insurrectos. Cuando Jesús la asume con
dolor, pero con claridad de ofrecimiento.
En Jesús la cruz resume todo los dolores y penas de su pueblo. Llevar el
evangelio a todos es una lucha que produce dolor y sufrimiento. De ahí que
tomemos una postura, una actitud “seria” no tanto delante del dolor que produce,
sino de la forma libre, amorosa y decidida de asumir esa cruz para el bien del reino
de Dios.
Para saber llevar la cruz hay que saber ofrecerse. No se consigue la
salvación con dinero, con apariencias. Sino con la actitud que ofrece lo mejor para
avanzar hacia una salvación. Que no es personal, sino comunitaria. Para lograrla
tiene que estar la oración (escuchar a Dios) para poder sentir que el amor lo
transforma todo.
Padre Marcelo
@padrerivas