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Día litúrgico: Domingo VII (A) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 5, 38-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«(…) Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues
yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que
seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos
(…). Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen
eso mismo también los publicanos? (…) Vosotros, pues, sed perfectos como es
perfecto vuestro Padre celestial».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa
Francisco) (Città del Vaticano, Vaticano)
Amor a los enemigos: el perdón
Hoy la liturgia nos propone reflexionar sobre los paralelismos entre la Ley del
monte Sinaí y la Ley del monte de las Bienaventuranzas. Jesús nos dice que
debemos amar a los enemigos. Si no lo hiciéramos seríamos como los paganos...
Pero, ¿cómo se puede amar a las personas que hacen tanto mal? Jesús nos dice dos
cosas. Primero, mirar al Padre que hace salir el sol sobre malos y buenos. Su amor
es un don para todos. La indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en “la
perfección del amor”. Él perdona a sus enemigos. Además, nos pide rezar por los
nuestros enemigos.
—El amor a los enemigos nos “empobrece”, como Jesús, que se abajó hasta
hacerse pobre. Es el camino que recorrió Dios, hasta conquistarnos la gracia que
nos ha hecho ricos. Éste es el misterio de la salvación: con el perdón nos hacemos
más pobres. Pero esa pobreza es semilla fecunda para los demás, como la pobreza
de Jesús llegó a ser gracia y salvación para todos nosotros.
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