Lectio Divina: VIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
No se inquieten…
LA PALABRA HOY: Isaías 49,14-15; Salmo 61; 1 Corintios 4,1-5; Mateo 6,24-34
Ambientación: Al centro: alimentos, frutos, monedas, etc. Frase: No se
inquieten…
Cantos sugeridos: Siempre confío en mi Dios; Hoy, Señor, te damos gracias
Ambientación
Desde el principio Dios ha rodeado al ser humano de un amor especial. Y este amor
tiene características paternas y, a la vez maternas. Dios es la fuente de todo bien;
y por esto, en Él esta puesta la esperanza más profunda de toda persona. Él
mismo quiere ser el bien definitivo para el hombre.
Oración inicial
Señor Jesús,
Tú que en las Bienaventuranzas
nos invitas a ser pobres de espíritu,
a ser pobres por opción y elección.
Tú que quieres que le tengamos a tu Padre
como nuestro Padre y como nuestro Dios,
Tú que nos invitas a tener una relación
personal, íntima y directa contigo y con el Padre,
haz que podamos entender, comprender y dejarnos seducir por tu propuesta y tu
invitación,
de vivir como hijos sabiendo que el Padre nos ama, nos cuida y se preocupa por
nosotros.
Abre Señor nuestro corazón y nuestro entendimiento para ver lo que Tú quieres,
para conocer tu propuesta, y aceptar y vivir aquello que es tu voluntad.
Señor, llénanos de ti y haz que te conozcamos más vivencialmente, más
personalmente, más de corazón a corazón.
Derrama Señor tu Espíritu sobre nosotros.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Mateo 6, 24-34
Motivación: Al invitarnos al abandono en la providencia de Dios, a no “pre-
ocuparnos” por el mañana, el evangelio nos invita más bien a “ocuparnos” de los
problemas de cada día sin vivir pendientes de acumular para el
futuro. Escuchemos:
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Por qué razón los discípulos no pueden servir a dos amos? ¿a quiénes se
refiere?
¿Cuáles son las preocupaciones materiales que agobian a los discípulos?
¿Con qué imágenes o comparaciones invita Jesús a sus discípulos a confiar?
¿Cómo trata Dios a los seres humanos que ha creado?
¿Cuál es la misión de los discípulos? ¿a qué deben dedicarse? ¿con qué palabras
aparece reflejada en este texto esta misión?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mateo 5,1-3; Lucas 16,13; Lucas
12,22-31.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Este pasaje del Evangelio es muy actual, porque vivimos en una
sociedad consumista que nos empuja a preocuparnos demasiado por los bienes
materiales. La inquietud desproporcionada, la preocupación exagerada, el agobio
por lo material, la ansiedad por el futuro, son males que nos azotan y ante los
cuales podemos cuestionarnos hoy.
¿Cómo percibo el amor providencial de Dios en mi vida?
¿Tengo una confianza ilimitada en el Padre del cielo?
¿Hasta qué punto soy libre frente al dinero y a otros bienes materiales?
¿Vivo agobiado y preocupado por ellos?
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: El Padre celestial sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo
hayamos pedido. Pero, como expresión de nuestra ilimitada confianza en Él, nos
ponemos ahora en sus manos amorosas. Demos gracias a nuestra Padre por su
amor providente, que nos compromete a ofrecerle nuestra vida para el servicio del
Reino.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra
oración (o todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
domingo (Salmo 61).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente tomó muy en serio la máxima evangélica sobre la
búsqueda del Reino de Dios. Así lo explica a los misioneros en una conferencia:
“Nuestro Señor quiere que ante todo busquemos su gloria, su reino, su justicia, y
para eso que insistamos sobre todo en la vida interior, en la fe, la confianza, el
amor, los ejercicios de religión, la oración, la confusión, las humillaciones, los
trabajos y las penas, con vistas a Dios, nuestro señor soberano; que le
presentemos continuas oblaciones de servicio y de anhelos por ganar reinos para su
bondad, gracias para su Iglesia y virtudes para la compañía. Si por fin nos
asentamos firmemente en la búsqueda de la gloria de Dios, podemos estar seguros
de que lo demás vendrá después.
Nuestro Señor nos ha prometido que atenderá a todas nuestras necesidades, sin
que tengamos que preocuparnos de ellas; no obstante, hay que atender a los
asuntos temporales y velar por ellos en la medida en que Dios lo desea, pero sin
hacer de eso nuestra preocupación principal. Dios espera que así lo hagamos y la
compañía hará bien en preocuparse de las cosas exteriores; pero si se ocupa en
buscar esas cosas perecederas, descuidando las interiores y divinas, dejará de ser
Misión; será un cuerpo sin alma; y este lugar será, como ha sido otras veces, un
motivo de pena para las buenas personas y de abandono de Dios. Así es como
hemos de buscar ante todo y sobretodo el reino de Dios”. (XI, 431-432)
COMPROMISO:
Elegir alguno de los bienes o riquezas de la vida para, de manera particular,
compartirlo con alguien que lo necesite.
Oración final
Señor Jesús, Tú nos invitas a vivir la vida
con el corazón puesto en el Padre,
esperando todo de Él, sabiendo que Él nos conoce y nos ama,
sabiendo que Él está con nosotros,
y que el Espíritu Santo habita en nosotros como en un templo,
y que Tú estás a nuestro lado.
Gracias por querer darnos tu vida en abundancia.
Gracias porque nos quieres personas plenas y realizadas.
Gracias Señor, porque quieres que vivamos en plenitud
nuestro día a día, confiando y esperando todo de ti.
Gracias Señor, pero ayúdanos a hacerlo,
porque por nosotros mismos, solos no podemos,
por eso, Señor, llénanos de tu Espíritu Santo
y que sea Él quien vaya sacando nuestras falsas seguridades,
el que nos vaya purificando de nuestras dependencias
el que nos vaya transformando interiormente,
para tener tus mismos sentimientos y tu misma actitud.
Que así sea.
Con permiso de somos.vicencianos.org