PRIMERO DOMINGO DE CUARESMA. CICLO A.
Mt. 4, 1-11
Jesús regresó del Jordán lleno del Espíritu Santo. El Espíritu lo condujo al
desierto, donde el diablo lo puso a prueba durante cuarenta días. En todos
esos días no comió nada, y al final sintió hambre. El diablo le dijo entonces:
–Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le
respondió: –Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. Lo llevó después el
diablo a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos de la
tierra. El diablo le dijo: –Te daré todo el poder de estos reinos y su gloria,
porque a mí me lo han dado y yo puedo dárselo a quien quiera. Si te
postras ante mí, todo será tuyo. Jesús respondió: –Está escrito: Adorarás al
Señor tu Dios, y sólo a él le darás culto. Entonces lo llevó a Jerusalén, lo
puso en el alero del templo y le dijo: –Si eres Hijo de Dios, tírate desde
aquí; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te
guarden; te llevarán en brazos y tu pie no tropezará en piedra alguna.
Jesús le respondió: –Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Cuando
terminó de poner a prueba a Jesús, el diablo se alejó de él hasta el
momento oportuno.
CUENTO: CUARESMA PARA ENTREGARNOS A DIOS
Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que,
por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa,
totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces…..¿Quién eres tu?,
le preguntó al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le
respondió."Entra y compruébalo tu misma".Y la muñeca se metió en el mar.
Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas
quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca
exclamó asombrada... ¡Ahora ya sé quien soy¡
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
Las celebraciones más importantes de la vida son ritualizadas y repetidas
años tras año. Nos pasa con la Cena de Navidad, los Cumpleaños, los
Aniversarios…Y es que la vida es celebración y rito. Por eso, no es de
extrañar que la Iglesia, año tras año, nos invite a entrar en el ciclo ritual y
litúrgico de la Cuaresma, un tiempo de conversión, de solidaridad y de
alegría. La Ceniza, este pasado miércoles, expresaba este sincero deseo de
cambio en nuestras vidas. Estas vidas a veces sometidas al rutinario
devenir de los días, las estaciones y los años. Una rutina que muchas veces
no nos hace vivir con conciencia nuestra existencia y donde se nos van
pegando adherencias y corazas que van endureciendo nuestro corazón,
nuestros sentimientos, nuestro espíritu. Por eso la Cuaresma, que es como
un toque de atención para ponernos en marcha y mirar hacia dentro, hacia
lo profundo de nosotros mismos y escucharnos, y escuchar la voz amorosa
de Dios que renueva en nosotros su presencia, su protección, y su llamada
a ser lo mejor de nosotros mismos. Este es el sentido del ayuno, de la
abstinencia: dominarnos a nosotros mismos, ser señores de nuestras vidas,
no dejar que las cosas materiales no aten, hacer que nuestro cuerpo y
nuestra alma vivan en armonía, ser conscientes de las múltiples tentaciones
que nos acechan y que muchas veces nos impiden en verdad se felices, en
especial la tentación del dinero, del materialismo, de la apariencia, de la
fama, del poder. Tentaciones que también sufrió Jesús, como nos recuerda
hoy el Evangelio. Tentaciones que van haciendo daño en aspectos
fundamentales de nuestra vida: menos tiempo para la familia, menos
tiempo para los amigos, menos tiempo para charlar, menos tiempo para
acoger gratuitamente, menos tiempo para estar con los hijos, con la pareja,
con el marido, con la esposa, menos tiempo para nuestro descanso, para
escuchar nuestros sentimientos, menos tiempo para mirar nuestra mente,
nuestros corazones, nuestro espíritu, menos tiempo para Dios.
Jesús nos invita en esta Cuaresma a ir con él al desierto, a echar un vistazo
a lo más profundo de nosotros mismos, a desenmascarar nuestros engaños
que nos hacen creer que es mejor y más feliz el que más tiene, el que más
manda, el que más aparenta, el que más vence, el que más egoísta es.
Cuaresma para descubrir que el mal también está en nosotros y en nuestra
manera y actitud como percibimos las cosas y las personas. Cuaresma en
definitiva para ser más nosotros mismos, porque sólo en Dios encontramos
la verdadera raíz de nuestra vida, como nos dice el cuento de hoy,
echándonos sin miedo en los brazos amorosos de Dios, confiando en su
misericordia y la victoria sobre el mal. Cuaresma para ser más amables,
para agradecer más, para amar más, para preocuparnos más de los que nos
rodean, para ser solidarios con los que sufren y con los más necesitados,
para buscar y amar a Dios.
¡FELZ SEMANA PRIMERA DE CUARESMA! ¡FELIZ ENCUENTRO CON DIOS Y
FELIZ TRANSFORMACIÓN DE NUESTRAS VIDAS, EN LOS PEQUEÑOS
DETALLES, EN LAS SENCILLAS ACCIONES DE CADA DÍA!