Menuda tentación
Los socialistas tienen la tentación de construir un mundo de hermanos sin Dios. Los
cristianos tenemos la tentación de hacernos a un mundo de Dios-Padre y Madre sin
hermanos. Y hoy nos apretuja la terrible tentación de construir un mundo de humanos
sin Planeta tierra. Nuestra Pachamama sufre estertores de muerte: Está desertizada,
violada, acribillada. La ambición nos ha convertido en seres inhumanos.
No creo que Jesús haya ido al desierto sólo al encuentro con su Padre. El desierto no
está en los planes de un Dios-creador. El desierto es hechura humana. Ahí comienza el
acto reivindicativo de Jesús: Retomar aquella primera utopía o mito sagrado del Paraíso
donde todo era abundancia y donde todo era para todos y todas. Multiplicar el pan es
devolverle a los vivientes su dignidad, sus derechos que comienzan en el hábitat
primero.
La tentación de convertirnos en espectáculo donde aplausos y éxitos nos transforman en
simples marionetas de la pasión humana, va en contravía de un mundo-universo en el
que el dolor y el sufrimiento son los escenarios comunes de nuestra pobre humanidad.
Devolver a este rostro sus rasgos primeros es tarea urgente hoy de toda religión, de toda
fe y de una sana política.
Jesús es llevado a la más alta montaña donde se le muestran todas las riquezas para que,
en reciprocidad simple de adoración y esclavitud, las reciba. Pero Él rechaza semejante
vileza. Un puñado de gentes le han echado mano a esta tentación y la han convertido en
propiedad exclusiva, con culto propio en sacramentales únicos. Todo a su alrededor es
exclusión y desierto. Menuda tentación ésta de querer destruir el planeta apropiándonos
de la mesa común.
Cochabamba 09.03.14
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com