Lectio Divina: I Domingo de Cuaresma
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
Si eres Hijo de Dios…
LA PALABRA HOY: Génesis 2, 7-9; 3, 1-7; Salmo 50; Romanos 5, 12-19; Mateo
4, 1-11
Ambientación: Un recipiente grande con agua semejante a una pila bautismal al
que iremos añadiendo cada semana un elemento simbólico. Esta primera semana
colocamos una Biblia, porque la Palabra de Dios nos ayuda a vencer las
tentaciones. Colocamos la frase: “Somos hijos de Dios”
Cantos sugeridos: Nos has llamado al Desierto; Hacia ti morada Santa.
Ambientación
Al iniciar la Cuaresma, la Palabra se remonta al comienzo de la historia de la
Salvación. A un mundo creado como bueno donde el ser humano fue puesto para
ser feliz. Jesús vence la vieja tentación que amenazaba desde el principio a la
humanidad. Su obediencia de Hijo nos hace recordar que es imposible reencontrar
el camino de la salvación al margen de la voluntad de Dios.
Oración inicial
En tu misericordia, oh Cristo,
has querido ser el hombre nuevo:
el camino que nos lleva de vuelta
al Padre, fuente de la vida abundante.
En la prueba del desierto,
eres la vía y la luz que nos orientan:
la fuerza que nos invita
a preferir en todo momento el camino del bien.
Camina delante de nosotros,
Y fortalece con tu gracia
Nuestra débil condición humana:
Tú que puedes devolvernos la vida.
Hijo de Dios que eres
el primero de los hombres nuevos.
Que vives y reinas por los siglos.
Amén.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Mateo 4, 1-11
Motivación: Jesús es puesto a prueba por Satanás para que realice su vocación de
Hijo de Dios, proclamada en el Bautismo, por caminos muy diversos a los que el
Padre le pide. Escuchemos:
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Dónde tienen lugar las tentaciones? ¿Quién conduce a Jesús hasta allí?
¿Con qué palabras comienza cada tentación? ¿Qué pretende con ello Satanás?
¿Con qué palabras rechaza Jesús cada una de las tentaciones?
Otros textos bíblicos para confrontar: Marcos 1,12.ss; Lucas 4,1-13;
Deuteronomio 8,3; 6,13.16.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: En la Cuaresma se nos invita renovar nuestra vocación de hijos e hijas
de Dios, vocación que hemos recibido en el bautismo y que se ve amenazada, como
la de Jesús, por numerosas tentaciones y fuerzas que tratan de anular el
dinamismo del Reino.
¿Qué me llama la atención de este pasaje de las tentaciones de Jesús? ¿Qué
impresión me causa el hecho que el Señor haya pasado por esa situación?,
¿Qué pienso de la manera de actuar del diablo y de su forma de presentar la
tentación? ¿cuál es su finalidad?
¿De qué manera el Señor supera esas tentaciones?
¿Cuál fue su posición y a qué se aferró para superar ese momento? ¿Qué
aprendo de su actitud?
¿Qué tentaciones amenazan mi coherencia de vida cuando trato de vivir como
hijo de Dios? ¿Se parecen a las que Jesús venció en el desierto?
¿De qué manera busco superarlas?, ¿qué puedo aprender de la actitud de Jesús
antes las tentaciones?
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: El Señor nos conoce mejor que nosotros mismos. Él sabe lo que
tenemos en el corazón, por eso manifestémosle lo que sentimos, lo que estamos
viviendo, pidiéndole su ayuda. Pidámosle al Señor, que nos ayude a ser cada vez
más fieles a su Palabra y así lo imitemos y lo sigamos, viviendo como Él lo hizo.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra
oración (o todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
domingo (Salmo 50).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: El padre Vicente, en una repetición de la oración, dijo que el de la
tentación era un estado feliz, y que un día pasado en semejante situación nos
proporcionaría más mérito que un mes sin tentaciones.
El demonio no tiene que esforzarse mucho en atraer a su partido a las gentes del
mundo; no tiene más que proponer lo que quiere, e inmediatamente es obedecido;
se hace adorar por ellos, con la esperanza que les da de que gozarán de los
placeres que buscan; los tiene bien cogidos, les da vueltas, les deja correr adonde
quieren y permite que se entreguen a sus goces, con la seguridad de que los tendrá
siempre sometidos y respetarán sus órdenes; pero las personas retiradas del
mundo para vivir con Jesucristo están más sujetas a ilusiones. De hecho, fijémonos
cómo nuestro Señor, mientras trataba con los hombres y se mantenía en el
recogimiento con su Padre, no se vio nunca tentado; pero, cuando se retiró al
desierto y se adentró más en la penitencia que no había practicado todavía,
entonces es cuando le tentó el espíritu maligno, tomándose el atrevimiento de
probarle tres veces… (XI,619)
Venid, tentaciones, venid; sed bienvenidas. Pero es que son contra la fe. ¡No
importa! No hay que pedirle a Dios que nos libre de ellas, sino que nos haga
utilizarlas bien y que impida que caigamos. Son un gran bien. (XI,67)
Compromiso: hacer mi programa cuaresmal de este año, señalando lo que
quiero trabajar en mí para que se manifieste en la victoria pascual de Cristo.
Oración final
Señor Jesús,
reconocemos nuestra debilidad y nuestra fragilidad,
sabemos que podemos caer,
somos conscientes que sin ti,
sucumbimos y desfallecemos,
somos conscientes que si Tú no nos ayudas,
nuestra vida pierde sentido,
por eso, Señor, te pedimos,
que nos llenes de tu Espíritu Santo,
para estar atentos y vigilantes
a todas las seducciones del mal,
para que nada ni nadie nos separe de ti,
sino que en todo momento,
busquemos permanecer unidos a ti,
viviendo de acuerdo a tu voluntad,
por eso, te pedimos que nos ayudes,
a ser fuertes en ti y en tu Palabra
para no caer en ninguna tentación.
Que así sea.
Con permiso de somos.vicencianos.org