Viernes 07 de Marzo de 2014
Santoral: Perpetua, Felicidad
Isaías 58,1-9ª El ayuno que quiere el Señor Así dice el Señor Dios
Salmo responsorial: 50 Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios
mío, no lo desprecias.
Mateo 9,14-15 Cuando se lleven al novio, entonces ayunarán
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: ¿Por
qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no
ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda,
mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y
entonces ayunarán.
Pensemos…
Pareciera que en el mundo actual la crisis alimenticia se agudiza y el hambre
en el mundo y en nuestro país la carestía y la dificultad para encontrar alimentos
cada día es mayor. Al entrar en la Cuaresma la Iglesia nos invita a realizar tres
acciones: oración, ayuno y limosna. Ni la pobreza, ni la enfermedad, ni nada nos
pueden apartar del amor de Dios. Bien remarcado por San Pablo en 2 Corintios
4,16: “Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va
decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día”
Entonces…
El ayuno ha sido una práctica milenaria. Desde siempre. El mismo Moisés
participó de esos cuarenta largos días de ayuno (Éxodo 34,28) El ayuno es bueno y
necesario como herramienta para purificar toda tentación, para conocer mejor al
Señor, fuerza para lanzarse a la evangelización y una gracia enorme para vencer
tentación.
Pero este ayuno ha caído en simple cumplimiento dejado en renuncias de
comidas por otras. Leche por agua, carne por pescado, pasta por arroz… y nada
más, pero adentro, adentro del corazón ningún cambio, nada de trasformación. Por
eso se ha desvirtuado y ha caído en ritualismo de un conformismo religioso que ya
no tiene mucho sentido.
Hacer un ayuno por simple hacerlo ofende y daña su sentido. Además, lo ha
dicho el Papa francisco: “los doctores de la ley habían transformado la observancia
de los Mandamientos en una “formalidad”, cambiando la “vida religiosa” en “una
ética” y olvidando su raíz, o sea “una historia de salvación, de elección, de alianza”
es que ellos habían olvido, como nosotros hoy, que el verdadero ayuno consiste en
la voz de Isaías “Soltar las cadenas injustas”, “dejar en libertad a los oprimidos”,
pero también “compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin
techo”, “cubrir al que veas desnudo”
Ese es el ayuno que quiere el Señor. No tanto dejar de comer o cambiar una
comida por otra en el gran menú de las mentiras de nuestra religión a la medida o
por conveniencia. El verdadero ayuno es que miremos con ojos de fe, verdad y
justicia al hermano. Nada de medio mirar o mirar cuando estoy de acuerdo. No. Es
mirar con los ojos del Señor que se preocupa por todos.
Una mirada que no se avergüenza del otro, aunque esté equivocado. Pero
cuando no le tiendo la mirada es porque no estoy con Dios. No le recibo en los
sacramentos. No lo amo en la confesión que me perdona y me coloca en su mismo
sendero. No me alimento de su amor en la Eucaristía y por eso no lo puedo
reconocer en los hermanos. Jamás lo he venido en la renovación a diario del
bautismo… Es la ausencia de vida espiritual que no me permite reconocer al otro
como hermano.
Ayunamos de todo y dejamos a Dios el pellejo, el bagazo y lo que es
desperdicio porque pensamos que a Dios no le hace falta nada. Por eso el refrán.
“El que de cuando en cuando ayuna, su salud asegura”
Ayunemos de las injusticias. O por lo menos no las permitamos. Esa forma
de callar, de guardar silencio o simplemente comentarlas en círculos de amistades
y no hacer nada es mala y traicionera para un cristiano. Hay que abstenerse de
pecados, sobre todo de los que lastiman a los hermanos, empezando por los más
pobres.
Nos debe entristecer lo que sucede en Venezuela. Nos debe llamar a
reflexión toda esta violencia. Venga de donde venga. De ahí que debemos rezar
más. Unirnos más en la oración y con procesiones despertar en otros el deseo por
incorporar mejoras a nuestra convivencia.
Padre Marcelo
@padrerivas