III Semana de Cuaresma
Jueves
Lecturas bíblicas:
a.- Jer. 7, 23-28: Nación que no escucha al Señor.
La primera lectura, nos presenta la sordera de Israel a la voz de Yahvé. Si bien,
había toda una programación respecto a los sacrificios por ofrecer en el templo (cfr.
Lev.1-7), el profeta se remite a los tiempos antiguos, donde Yahvé le pidió a Israel
obediencia, que escucharan su voz, y no sacrificios. La corriente profética que
representa Jeremías, quiere manifestar que el culto no es lo esencial de la religión.
Se trata de obedecer la palabra de Dios, manifestada en la ley de Moisés, el amigo
de Yahvé. Israel, a semejanza de otros pueblos, asimiló la idea del culto hasta
convertirse en un pueblo litúrgico, pero sin olvidar la normativa mosaica. Culto y
liturgia han de ser expresión de una interioridad, vivencia de una fe y clara
comunión con Dios. Esto es lo que busca el profeta, pero Israel no escuchó, no
había sinceridad en sus vidas. Culto, vida, sacrificios eran vacíos, pura hipocresía,
una mentira ante la presencia de Yahvé: “Les dirás, pues, todas estas palabras,
mas no te escucharán. Les llamarás y no te responderán” (v.27). Jeremías confirma
que Israel es un pueblo de dura cerviz, un estado pecaminoso y lleno de maldad,
sus obras su peor testimonio. Será Jeremías uno de los profetas, con mayor
conciencia del pecado de su pueblo.
b.- Lc. 11, 14-23: Controversia sobre un exorcismo. Jesús y Belzebúl.
El evangelio, nos trae la situación de los tiempos de Jesús, si bien los antiguos
israelitas habían sido sordos, sus contemporáneos eran ciegos a sus signos. La
expulsión de un demonio no es hecha por Belcebú, como pensaban ellos, sino por
el poder de Dios, es el Reino de Dios que ha llegado a nosotros. Mateo usa la
expresi￳n “por el dedo de Dios”, que recuerda la acci￳n de Moisés ante el fara￳n
(cfr. Ex. 8,5), donde se usa la misma expresión para designar, que es Dios, quien
acompaña los signos que su enviado realiza. Jesús, como nuevo Moisés, libera a su
pueblo de los demonios con su propio poder; signo del Reino de Dios presente en la
vida de los hombres. No sólo lo acusan de poseer poderes demoníacos, sino de ser
coautor con Satanás de sus signos (v.15); esta declaración, es considerada una
verdadera blasfemia contra el Espíritu Santo, por no creer en la Encarnación del
Hijo de Dios (cfr. Mc. 3, 29). El relato termina con aquello de: “El que no está
conmigo está contra mí” (v.36). La palabra de Jesús saca a la luz, el interior del
corazón de los hombres, ÉL será bandera discutida, había anunciado Simeón (cfr.
Lc.1, 34). Estamos con ÉL o contra ÉL, rechazamos su Reino o ingresamos en él;
estamos con Cristo y su evangelio o lo rechazamos. Optamos por la vida o la
muerte; la única opción válida, es la persona de Jesús, obediencia a su palabra,
vida verdadera. Desde esta opción por Cristo podremos vencer el pecado y la
influencia de Satanás en nosotros, porque Cristo Jesús lo venció en la Cruz y con
su Resurrección; será la victoria del amor por sobre el egoísmo, el mal vencido a
fuerza de bien como enseña S. Pablo (cfr. Rm. 12, 21), lo que da la victoria al
cristiano sobre la tentación y el pecado. El amor de Jesucristo redime desde la cruz
a la humanidad entera.
San Juan de la Cruz en su tratado “Cautelas” propone c￳mo librarse de los tres
enemigos del alma: mundo, demonio y carne. La obediencia y humildad, son las
virtudes con las cuales vencer al enemigo y su influencia en la vida del espiritual,
para tener alegría en el servicio de Dios. “La tercera cautela, derechamente contra
el demonio, es que de corazón procures siempre humillarte en la palabra y en la
obra, holgándote del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que los
antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón. Y de esta
manera vencerás en el bien el mal (Rm. 12, 21), y echarás lejos el demonio y
traerás alegría de corazón Y esto procura ejercitar más en los que menos te caen
en gracia. Y sábete que si así no lo ejercitas, no llegarás a la verdadera caridad ni
aprovecharás en ella. Y seas siempre más amigo de ser enseñado de todos que
querer ense￱ar aun al que es menos que todos” (Cautelas 12).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD