“LA CONVERSIÓN AL AMOR”
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 3º domingo de cuaresma
(23 de marzo 2014)
El siglo XXI en muchos casos se encuentra con millones de gente herida y desorientada como el hijo
pródigo o el hombre tirado en el camino de la parábola, abandonados por el secularismo y
consumismo, son los hijos pródigos del siglo XXI que necesitan de los cristianos y de una Iglesia que
evangelice con un abrazo y beso, como el Padre al hijo que vuelve a su casa… es el abrazo amoroso a
los excluidos y a los pobres…a todos, especialmente a los que no conocen el Amor de Dios.
Seguramente como Iglesia en la diócesis tenemos un largo camino por recorrer por nuestros pecados
contra los pobres u omisiones e indiferencias. Sin embargo también hay muchos gestos de amor,
iniciativas en organizaciones y comunidades que se realizan silenciosamente, pero que son fecundas
en la esperanza.
En esta carta quiero señalar nuestro gesto cuaresmal comunitario y diocesano de la colecta
denominada del 1% del total de nuestros ingresos que realizamos cada año. Con ella expresamos en el
camino cuaresmal nuestro deseo de volver a Dios y a los hermanos, sobre todo incluyendo a los que
sufren. Esta colecta ayuda a tantas familias en problemas de viviendas, ranchos y letrinas. Estos
pequeños aportes solidarios, son una obra que hace consistente nuestra fe y acción evangelizadora. El
fin de semana del 5 y 6 de abril se realizara esta colecta, pero durante toda la cuaresma realizamos
este gesto diocesano, que se suma a otros que podemos realizar como preparación cuaresmal para
celebrar la Pascua.
Este tiempo cuaresmal nos permitirá prepararnos bien para celebrar la Pascua. En nuestro examen de
conciencia debemos revisar si creemos en el amor. El amor misericordioso de Dios en nuestra vida es
el fundamento de nuestra espiritualidad y compromiso cristiano. Será importante evaluar nuestro estilo
de vida en la familia, comunidades, trabajo, y sí desde nuestra opciones y criterios evangelizamos y
humanizamos nuestra cultura. Si tenemos la certeza que el amor humaniza deberemos preguntarnos si
desde nuestros propios ámbitos de vida somos instrumentos del Evangelio, si somos “Luz y Sal”.
Sabemos que somos responsables de transformar nuestras realidades temporales, nuestra Argentina y
Misiones, en una verdadera cultura impregnada de un humanismo solidario y de encuentro.
Durante este tiempo como Diócesis seguiremos viviendo el camino sinodal en la cotidianidad de llevar
“las Orientaciones Pastorales” a nuestras comunidades, asambleas parroquiales, foros y la asamblea
diocesana que realizaremos el viernes 20 de junio próximo.
El prepararnos como comunidad diocesana durante la cuaresma para celebrar la Pascua, nos
compromete a seguir profundizando los caminos de conversión y comunión para la misión, que es la
razón de ser de la Iglesia. Como Iglesia diocesana creemos en el amor, porque experimentamos el
Amor de Dios y nos disponemos a ser una Iglesia Samaritana que vaya al encuentro con gestos
concretos de tantos hermanos que están al borde del camino excluidos y necesitados. Si no amamos,
no podremos evangelizar, ni aportar un humanismo a nuestra cultura muchas veces agobiada por el
secularismo y mercantilismo creciente que deja muchísimos excluidos.
Queridos hermanos y hermanas al finalizar esta carta como Obispo y Pastor quiero que nos
encomendemos a María, Nuestra Madre, ella es la mujer que ama hasta el fin, siempre unida al
misterio pascual al pie de la cruz y que no perdió la esperanza aún en su dolor maternal. Porque
creemos en el amor tenemos esperanza, y nos proponemos convertirnos al amor en el seno de nuestros
corazones, familias y comunidades.
Les envío un saludo cercano y de corazón y los bendigo en Cristo, el Señor.
Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas.-