IV Semana de Cuaresma
Miercoles
Lecturas bíblicas:
a.- Is. 49, 8-15: Yo no te olvido.
La primera lectura, nos habla del regreso de Israel del exilio babilónico, previsto por
el profeta. La historia no coincide con la visión teológica ya que la esclavitud en
muchos casos era llevadera, con propiedades, cargos importantes; volver a un país
en ruinas no era la mejor opción. La esperanza entusiasta por el regreso, verdadera
lucha por mantenerla en alto del profeta, con un ideal, la protección divina. Recurre
a imágenes ya conocidas donde hasta la naturaleza colabora: verdes pastizales,
manantiales de agua, caminos llanos etc. Yahvé los guiará como buen Pastor que
los apacentará. Otro motivo para el regreso era asegurarles que podrían ser dueños
de la tierra que habiten, ya que Yahvé repartirá la tierra, como lo había hecho
Josué en su tiempo. Los presos verán la luz, serán libres. Finalmente, el
reencuentro de todos los exiliados y de la diáspora, en Jerusalén, por lo cual el
profeta prorrumpe en un canto que invita a la naturaleza a alegrar por el gran
consuelo que Yahvé brinda a su pueblo. Sión se equivocó si pensó que Yahvé la
había olvidado, es como una madre que no olvida a su hijo. Aunque ella se olvidara
Yahvé no lo hace. “Yo no te olvido” (v. 15).
b.- Jn. 5, 17-30: La obra del Hijo: El que escucha mi palabra, tiene vida
eterna.
El evangelio nos presenta la controversia sobre la actuación de Jesús en sábado, lo
que le da la posibilidad para exponer la doctrina sobre su obra hecha en comunión
con el Padre. Es el discurso sobre la obra del Hijo (cfr. Jn. 5, 17-18ss). Si Dios
había descansado en el séptimo día y sostiene el universo, ¿cómo se conjuga esa
actividad incesante con el descanso sabático? Jesús deja claro que Yahvé no ha
dejado de trabajar, por eso actúa Jesús y su curación en sábado no se puede
comparar con el trabajo de un médico común, sino que el signo de Jesús, sólo se
puede comparar con el actuar de Dios. La identificación de Jesús con Dios como su
Padre, era verdadera, pero los fariseos lo acusan de igualarse a Dios como si fuera
un hombre cualquiera (v.18). El evangelista nos ha dicho, que Jesús es el Logos de
Dios, su Palabra hecha carne (cfr. Jn. 1, 14), por eso viene todo un discurso sobre
el Hijo, que obedece al Padre y obra en comunión con ÉL; sus obra reflejan las
acciones del Padre, por medio de las cuales, se hace presente entre los hombres
(cfr. Jn. 1, 18). Lejos de ser una limitación a la filiación divina o a la divinidad de
Cristo, nos habla de la comunión de amor entre el Padre y el Hijo; el Padre le ha
comunicado todo cuanto posee y a su Hijo. La Resurrección y la vida, comunión del
Padre y del Hijo, llega ahora al hombre que cree en Jesús. Resurrección y vida que
comienza ahora, en el Bautismo, no al final de los tiempos, sino que depende de la
actitud del hombre, quien escucha la palabra, ya tiene vida eterna, no será
juzgado, posee la vida. La muerte tiene sus días contados, puesto que la Vida se ha
hecho presente por la Palabra vivificante de Jesús, los muertos en el espíritu,
escucharán su voz, para renacer con la palabra de Jesús con lo cual la muerte física
y el Juicio ya están superados (vv. 24-25). El discurso termina, con la afirmación de
parte de Jesús, que todos resucitarán, los que hicieron el bien, están destinados a
la vida eterna, en cambio, los que hicieron el mal, resucitarán para la perdición.
Finalmente, se vuelve al tema original: la comunión entre el Padre y el Hijo a la
hora del juicio, el Hijo escucha al Padre.
San Juan de la Cruz, quiere que la Palabra del Hijo sea vida nueva para quien la
escucha debemos acogerla en clima de oración y contemplación. No dejemos la
oración, como aconseja el místico, y Dios revelará nuestra vocación a la vida
nueva, que penetra y baja hasta lo profundo del alma, y encuentra en nosotros su
morada, no como concepto frío y abstracto, sino como comunión de luz y amor con
ÉL en el silencio que labra y dibuja al hombre nuevo, con mano fuerte y toque
delicado. “Quien huye de la oración, huye de todo lo bueno” (D. 185).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD