Viernes Santo de la Pasión del Señor
Pasión y muerte de Jesucristo según san Juan
La Palabra: “Sí, como dices, soy rey”; “aquí tenéis al hombre” (relato de la
Pasión).
1. La pasión y muerte de Jesús es epifanía o manifestación del amor de Dios a favor
nuestro: “tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que
cree en él no perezca sino que tenga la vida eterna”. Durante su vida Jesús tuvo
como alimento –aquello que le sostuvo y agradó– “hacer la voluntad del Padre”,
anunciar y llevar a cabo el proyecto de fraternidad. Y el apasionamiento por ese
objetivo le sostuvo a la hora de aceptar la propia muerte con amor. Fue así el buen
pastor “que da la vida por sus ovejas”, para que todos tengan vida y la tengan en
abundancia.
2. En la cruz se manifiesta la verdadera realeza. Jesús no se entrega a la muerte
por debilidad, sino voluntariamente: “nadie me quita la vida, yo la doy
voluntariamente”. La realeza de Jesucristo significa su libertad no solo ante los
falsos absolutos del poder o del tener, sino ante la propia vida. Lo que prevaleció en
él y dio sentido incluso a su misma vida, fue el amor entrañable de Dios a favor de
todos los seres humanos. Por eso, en la humillación y el despojo, Jesús es el
hombre libre, el verdadero rey.
3. “Ahí tenéis al hombre”. No es fácil estar de acuerdo sobre en qué consiste lo
humano. Algunos pueden pensar que se realizan subiendo de escalafón para tener
más relumbre y dominio sobre los demás. En su forma de vivir y sobre todo en su
forma de morir, Jesús revela cuál es la vocación de la verdadera humanidad.
Crecemos y nos realizamos en la medida en que amamos, cuando nos abrimos a la
presencia de Dios-amor que nos lleva más allá de nosotros mismos para afirmar a
los otros. Es el significado que sigue teniendo la cruz.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net