V Domingo de Cuaresma, Ciclo A
RESUCITACIÓN DE LÁZARO
Padre Pedrojosé Ynaraja
Empiezo, como siempre que puedo, dando nociones del emplazamiento donde
ocurrió el milagro que el evangelio de la misa de hoy nos relata. Os recuerdo que
además de satisfacer legítima curiosidad, pretendo, mis queridos jóvenes lectores,
que os cercioréis de que, si bien la Fe es don de Dios, actitud esta honradamente
arriesgada, y por ello meritoria, ocurrieron los hechos que celebramos, en lugares
indudablemente ciertos y en un tiempo, en el caso de hoy, con bastante seguridad
fue en el año 33 de nuestra era.
El camino de Betania a Jerusalén, o a la inversa, lo he recorrido más de una vez.
Hasta hace pocos años, salía uno del lugar del sepulcro de Lázaro e iba caminando
a pie y elevándose hacia Betfagé, lugar al que se le atribuye ser donde Jesús subió
al jumento, para entrar solemnemente en Jerusalén. Doce minutos. Continúa uno
hasta la Ascensión. Ocho minutos. El camino de bajada hasta el Cedrón, debe
ocupar una escasa media hora. Desde allí a la Ciudad unos diez minutos. Estos
cálculos corresponden a los tiempos anteriores a la construcci￳n del “muro de la
vergüenza”. Creo que hoy hay que dar una gran vuelta de unos 18 kil￳metros, lo
que en tiempos del Señor suponía una distancia entre tres o cuatro kilómetros.
Otro detalle. Lo común de aquel tiempo era que la sepultura se adentrara en la
montaña y quedara cerrada la bocamediante una gran piedra circular, de poco más
de un metro. En este caso, atendiendo al relato y al lugar que visitamos, en el
interior, al que se baja por una escalera de peldaños desiguales, existía una gran
losa que daba paso al recinto donde reposaba el cadáver. No debía correrse, como
en el del Señor, que tanto preocupaba a las santas mujeres aqul amanecer del
glorioso domingo, sino levantarse. Según la descripción, la costumbre judía era más
simple que la de la cultura egipcia. El cadáver era envuelto, perfumado y sujetado
el lienzo con unas pocas cintas.
He penetrado en bastantes ocasiones y os digo sinceramente que las últimas veces
que lo hice, la estancia estaba decentemente limpia. Es propiedad musulmana y su
autenticidad bastante segura.
Está muy cercana a una iglesia moderna, edificada en el lugar de otras anteriores,
de lo cual dan testimonio fragmentos de pavimentos de mosaico, en diferentes
niveles. El recinto de celebración no es único. A su lado algún otro más humilde y
antiguo. En uno de estos, además del principal, uno que es pequeñito y de de
época cruzada he celebrado otras veces..
Os puede extra￱ar la expresi￳n “resucitaci￳n” que no es la que se usa
tradicionalmente. Lo he hecho para señalar la diferencia de este milagro con lo
ocurrido con el Señor. Lázaro nació, creció, murió en lugar y un día determinado. Al
cabo de cuatro días del fallecimiento volvió a la realidad histórica, en el mismo
lugar donde había sido enterrado. Más tarde murió definitivamente. Empezó a
existir de una manera diferente, hasta la definitiva y general resurrección, al fin de
los tiempos. Me he expresado en un lenguaje un poco impreciso, pero mi intención
era distinguir lo ocurrido a Lázaro respecto a la Resurrección de Cristo. (Según
leyendas provenzales, hacia el año 50, emigró forzosamente hacia el oeste, atracó
en la Camarga, predicó en Arles y sus reliquias reposan hoy en Saint Lazare, junto
a Vezelay, en la Borgoña.
Otra advertencia. El milagro obrado por el Maestro en esta pequeña población, muy
próxima a la capital Jerusalén, casi a la visa, junto al camino tradicional que subía
desde Jeric￳, suponía una atrevida provocaci￳n a los “mandos”, Sumo Sacerdote y
sus compinches del Sanedrín, que lo entendieron muy bien y sufrieron el impacto.
Hoy lo que fue una aldea es un conglomerado de edificaciones levantadas sin
ningún criterio urbanístico, y recorridas, o ensuciadas, por los rebaños de cabras y
ovejas de beduinos que hormiguean por sus calles y plazas. El viajero cristiano y el
peregrino, generalmente, no se da cuenta, pues va directamente al lugar de la
tumba, situado a las afueras. Debo añadir que junto al espacio franciscano hay una
iglesia ortodoxa que nunca he visitado. Me parece también que excepto los frailes
menores, no hay ninguna otra comunidad religiosa.
Cambio de tercio.
En Betania me siento emocionalmente bien. Su existencia es un canto, un
homenaje, a la Amistad del Señor. Marta, la primera protagonista del episodio de
hoy, su hermana María, en esta ocasión ocupando un segundo papel, y Lázaro, el
gran beneficiado, no son ni pobres, ni apóstoles, son simplemente amigos. Ojo, que
no son simplemente ni conocidos, ni compañeros, ni cómplices. A estos uno puede
prudentemente ignorar u olvidar. El amigo compromete y Jesús bien lo sabe. Con lo
que va a hacer se jugará la vida y no se escurre huyendo.
Marta expresa lo esencial del Credo cristiano. Ambas son también testimonio de
Esperanza. Ambas le aman y el Señor a ellas en grado sumo y no digamos lo que
siente por su amigo Lázaro.
No dejéis llegados a este punto, de examinaros sobre vuestras relaciones. No dejéis
de fijaros en el protagonismo femenino. Sacad consecuencias.
No hay que olvidar tampoco el comportamiento de los conocidos que se desplazan a
visitar a la familia desde Jerusalén. Este simple gesto le comprometía y, no
obstante, se arriesgaba.
¿Lloró el Maestro por el dolor que le causaba a su sensibilidad humana la muerte
del amigo o le emocionaba el amor familiar que demostraban Marta y María?. De
cualquier manera que entendáis la actitud, nos reclama y exige a nosotros, mucho
amor y valentía. Sin olvidar el asombro y admiración que nos inclinen a adorar con
sinceridad a Jesús, que no está ausente de nuestra vida.