Lectio Divina: V Domingo de Cuaresma
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
Yo soy la resurrección y la vida
LA PALABRA HOY: Ezequiel 37,12-14; Salmo 129; Romanos 8,8-11; Juan 11,1-45
Ambientación: Vela grande, unas flores de variados colores y el lema: “Tú eres la
vida”
Cantos sugeridos: Yo lo resucitaré; Oh, Señor, delante de ti.
Ambientación
En el último tramo de nuestro camino cuaresmal, hoy somos invitados a revisar
nuestras exigencias bautismales al recordar que hemos recibido el Espíritu que nos
ha rescatado de la muerte y nos ha vivificado con su aliento de vida. Celebremos y
actualicemos la vida nueva que recibimos en nuestro bautismo.
Oración inicial
Te damos gracias, Padre santo,
por Cristo Señor nuestro.
El cual, hombre mortal como nosotros
que lloró a su amigo Lázaro,
y Dios y Señor de la vida
que lo levantó del sepulcro,
extiende hoy su compasión a todos los hombres y por medio de los sacramentos
los restaura a una vida nueva.
Mediante la fe y el bautismo en tu Espíritu
nos llamaste a una esperanza segura de vida y resurrección con Cristo.
¡Bendito seas, Señor!
Así entendemos que somos seres para la vida que brota incontenible
de tu corazón de Padre que nos ama.
La muerte no es el final del camino
ni tiene la última palabra,
porque Jesús es resurrección y vida
para el que cree en él. Amén.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Juan 11, 1-45
Motivación: El Evangelio de hoy nos acerca al Señor que vence la última de
nuestras esclavitudes: la muerte, y nos alcanza el mayor de los deseo: la vida. Una
vida en plenitud, la vida eterna, la vida que sólo Él puede dar porque es la
Resurrección y la Vida. Escuchemos.
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
vv. 1-16: ¿Qué se dice de los personajes que intervienen en el relato? ¿Qué
finalidad tiene este último signo según las palabras de Jesús?
vv. 17-37: ¿Con qué palabras reciben Marta y María a Jesús? ¿De qué manera
crece la fe de Marta a medida que dialoga con el Señor?
vv. 38-44: escena de la resucitación de Lázaro: ¿de qué manera vuelve a
recordar Jesús la finalidad del signo?
¿Cómo reaccionan los judíos ante este signo?
Otros textos bíblicos para confrontar: Is 59, 10; Jer 51,57; Dn 12,2: Sal
16,9-11; Sal 30, 12.ss .
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: La vida nueva que recibimos en el bautismo nos identifica con Jesús y
nos compromete a vivir ya como resucitados. Esto implica el compromiso de dar
testimonio que la Pascua de Cristo nos ha sacado de nuestras tumbas y nos ha
liberado del poder de la muerte.
Yo soy la resurrección y la vida. ¿Qué te aporta este pasaje a la hora de conocer
mejor a Jesús? ¿En qué sentido te ayuda a madurar como creyente?
El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. ¿En qué notas que la fe en Jesús
es para ti fuente de vida? ¿De qué “tumbas” debería sacarte?
Todo el que esté vivo y crea en mí, jamás morirá. ¿Qué significa para tu vivir ya
como resucitado? ¿Cómo debería concretarse en el día a día?
La muerte tiene que ver con el culmen del Proyecto de Vida. ¿Qué pienso del
hecho que estoy permanentemente en camino hacia la muerte? ¿Cómo espero
vivir mi muerte? ¿Cómo abrirme desde ya la experiencia de la resurrección?
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Oremos ahora como Jesús para dar gracias al Padre, que nos ha
enviado a su Hijo como fuente de vida.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra
oración (o todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
domingo (Salmo 129).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente a cuatro hermanas destinadas a Sedan les dice:
Entonces, ¿para qué tienen que ir a ese sitio? Para hacer lo que Nuestro Señor hizo
en la tierra. El vino a reparar lo que Adán había destruido, y ustedes van poco más
o menos con ese mismo designio. Adán había dado la muerte al cuerpo y había
causado la del alma por el pecado. Pues bien, Nuestro Señor nos ha librado de esas
dos muertes, no ya para que pudiéramos evitar la muerte, pues eso es imposible,
pero nos libra de la muerte eterna por su gracia, y por su resurrección da vida a
nuestros cuerpos (…)
Para imitarle, ustedes devolverán la vida a las almas de esos pobres heridos con la
instrucción, con sus buenos ejemplos, con las exhortaciones que les dirigirán para
ayudarles a bien morir o a recobrar la salud, si Dios quiere devolvérsela. En el
cuerpo, les devolverán la salud con sus remedios, cuidados y atenciones. Y así, mis
queridas hermanas, harán lo que el Hijo de Dios hizo en la tierra. ¡Qué felicidad!
(IX, 651)
Compromiso: Revisar con mirada profunda el camino realizado durante la
Cuaresma y determinar la muerte que todavía existe en mí, desde la que
necesito clamar por la liberación en Cristo.
Oración final
Tú, Cristo, eres la vida de toda persona
Que confía y viene hacia Ti…
Tú eres la respuesta del Padre
al anhelo de todo aquel que desea vivir.
Desde lo profundo de nuestra miseria
también nosotros clamamos a ti:
llámanos fuera de la tiniebla del pecado,
haznos salir desde la oscuridad del odio,
danos la vida desde la mentira que nos sepulta,
restaura nuestra existencia muerta a la paz.
Desde nuestra nada te esperamos
Y mientras nos aliente la esperanza,
confesamos ya tu nombre:
¡Oh Cristo, resurrección y vida nuestra!
Tú que vivies y reinas por los siglos.
Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org