Viernes 04 de Abril de 2014
Santoral: Gema Galgani, Isidoro de Sevilla
Sabiduría 2,1a.12-22 Lo condenaremos a muerte ignominiosa
Salmo responsorial: 33 El Señor está cerca de los atribulados.
Juan 7,1-2.10.25-30 Intentaban agarrarlo, pero todavía no había llegado
su hora
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque
los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después
que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no
abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: ¿No es éste el que intentan
matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los
jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde
viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene."
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: A mí me conocéis, y
conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado
por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo
de él, y él me ha enviado. Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar
mano, porque todavía no había llegado su hora.
Pensemos…
Jesús tiene que ir de poco a más en su revelación ante sus discípulos y la gente.
Pero también crece el enfrentamiento y la rabia de sus contrarios y ya, para este momento,
deciden matarlo. Aquí observamos que Jesús no va a tener un final bueno, sino muy
accidentado.
Entonces…
No hay dudas que Jesús nos quiere salvar a todos. Pero todos quieren la salvación.
Son unos cuántos que se alejan de la verdad de Dios y quieren vivir a su antojo, de ellos las
autoridades judías que no solamente reniegan, sino se enfrentan a Jesús. Sin olvidar que
nació judío, vivió como judío y murió como judío. Toda su formación viene de la religión y
de la cultura de los judíos.
Jesús va a escondidas a la ciudad, todo por ayudar y sanar a los más pobres. Quiere
revelarse en su amor y con autoridad (servicio) Es una encomienda que viene del Padre
Dios. “Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que es veraz el que me ha enviado; pero
vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.”
Ese estar a escondidas va muy unido a que todavía no le ha llegado la hora. Su hora
no la deciden los hombres sino su personalidad y misión que la recibe del Padre Dios. Por
eso se deja perseguir y hasta maltratar (muerte en la cruz) Eso no importa, pues lo que
realmente importa es rescatarnos de una muerte mayor que huele a pecado y se concentra
en la maldición eterna. Es decir, amados sin merecerlo y rescatados en su amor
misericordioso.
Padre Marcelo
@padrerivas